Tercera víctima mortal vasca en la montaña
Un alud acaba con la vida del tercer montañero en una semana
El cadáver del vecino de Los Arcos Felipe Zurbano Osés, de 34 años, fue localizado ayer por la mañana por los servicios de rescate, después de que la víspera quedase sepultado por un alud de nieve en Peña Sabocos, en Panticosa.
GARA |
Miembros de la Guardia Civil de Panticosa, Jaca y Benasque, apoyados por perros guías y un helicóptero, localizaron a primera hora de la mañana de ayer el cuerpo sin vida del montañero navarro que el sábado quedó sepultado por un alud de nieve en la cara sur de Peña Sabocos, en el término municipal oscense de Panticosa. La avalancha sorprendió a Felipe Zurbano Osés, vecino de Los Arcos, de 34 años, cuando descendía acompañado de otro deportista riojano, que salió ileso y pudo avisar del siniestro en torno a las 13.30.
En declaraciones a Efe, fuentes del instituto armado español informaron de que, al parecer, el alud se produjo al romperse una placa de nieve cuando los montañeros comenzaban el descenso de Peña Sabocos tras haber ascendido, perfectamente equipados, por el corredor de hielo `Panticosa Ice'. Esta vía, muy frecuentada por quienes ascienden a Sabocos, se sitúa justo encima de la estación de esquí de Panticosa y los ibones de Asnos y Sabocos.
Estos portavoces explicaron que Zurbano Osés portaba cuerdas, crampones y piolets, pero se vio sorprendido por una avalancha enorme, de 900 metros, al romperse la citada placa de nieve, lo que provocó la caída de grandes bloques de hielo.
El acompañante del vecino de Los Arcos -F.A.T., de 23 años y residente en Logroño- quedó, según las mismas fuentes, enganchado en una piedra, pero su compañero fue arrastrado por el alud, que alcanzó los 900 metros de longitud.
Tras el aviso del superviviente, de forma inmediata se puso en marcha un operativo de rescate formado por 46 personas de los equipos de Montaña de la Guardia Civil de Jaca, Panticosa, Boltaña y Benasque, y de la estación de esquí de Panticosa, además del helicóptero del instituto armado español y tres perros de rescate, uno de ellos de entrenamiento en la zona procedente de Iruñea.
El equipo, que se dividió en dos grupos ante las dimensiones del alud, interrumpió el sábado sobre las 20.00 la búsqueda sin éxito y ayer a la mañana, a las 9.30, uno de los perros localizó el cuerpo del montañero, que fue rescatado en torno a las 10.10 y evacuado en helicóptero. Posteriormente, alrededor de las 12.30, fue trasladado en un coche fúnebre hasta el depósito de cadáveres del Hospital de Jaca, donde lo esperaba su familia.
«Mala suerte»
El montañero, según fuentes de la Guardia Civil de Huesca, falleció por «mala suerte», porque iba bien equipado, pero los aludes forman parte de los riesgos de la montaña. El cuerpo de Felipe Zurbano Osés se encontraba a unos dos metros de profundidad en el primer tercio de la segunda avalancha.
El motivo del alud, de los que no había riesgo en las últimas jornadas, hay que fijarlo en el cambio de las condiciones meteorológicas, al incrementarse el viento y descender bruscamente las temperaturas. Esta es la razón, explican los expertos, de que se produzcan avalanchas de placa como la que sepultó al montañero vasco. Se rompe una placa de nieve compactada superficialmente por el viento y las temperaturas extremas y que no está anclada al resto de la nieve por la fuerza del mismo viento.
La Peña Sabocos, de 2.757 metros de altitud, es la cumbre más importante de la parte occidental de la sierra oscense de Tendeñera. Se trata de una montaña de aspecto imponente que ya advierte de la verticalidad de los accesos, sencillos en general pero bastante incómodos por lo descompuesto del terreno de aproximación. Cuando la nieve cubre su cara norte, su pose es especialmente recordada desde los telesillas de la estación de esquí de Panticosa, frecuentada por ciudadanos vascos, con su aspecto de montaña alpina.
El elevado desnivel que presenta recorriendo las pistas de esquí desde la estación de Panticosa, a 1.150 metros de altitud, ha hecho que existan dos alternativas razonables. La primera consiste en usar el telesilla de Petrosos, a 1.865 metros de altitud, y solventar así las aproximadamente dos primeras horas de ascensión. La segunda consiste en subir con el vehículo por la pedregosa pista, no excesivamente empinada, de Hoz de Jaca, a 1.250 metros de altitud. Aunque un cartel advierte que la pista se encuentra cerrada, se puede llegar hasta una puerta a 1.580 metros, que normalmente se encuentra abierta, alcanzando después razonablemente las curvas que preceden al telesilla, a 1.890 metros. Con un vehículo 4x4 incluso de podría llegar al Ibón de Asnos, a 2.050 metros.
Alcanzado el Ibón de Asnos, a 2.050 metros, se bordea por la izquierda, siguiendo la pista, hasta abandonarla por unos grandes hitos a la derecha, en el sur. La ladera herbosa y pedregosa se remonta en lazadas, cuando no hay nieve, prestando atención al punto en que hay hitos hacia Peña Roya, a la derecha, y Sabocos, a la izquierda.
Cuando hay nieve es imprescindible el uso de cuerdas, crampones y piolets, material como el que portaban los dos montañeros que se vieron sorprendido por la avalancha y que se cobró la vida del tercer montañero navarro en lo poco que llevamos de 2011. Estas montañas de Huesca son frecuentadas durante todo el año por numerosísimos aficionados vascos, que conocen de la importancia de estar al día sobre las condiciones meteorológicas. A estos les sorprendió fatalmente.
Agentes de la Ertzaintza adscritos a la unidad de helicópteros y a la sección de montaña de la Brigada Móvil rescataron a primera hora de la tarde de ayer a un montañero que había sufrido una caída en Turtzioz. La víctima, de 39 años de edad, fue recogida por la aeronave y trasladada al Hospital de Gurutzeta, según informó más tarde el Departamento de Interior.
A las 13.00, la Policía autonómica recibió el aviso de un grupo de personas que se encontraban en el monte en la zona del Macizo de Jarrios, en Turtzioz, informando de que una persona había sufrido una caída y presentaba dolores en la zona espinal.
Dado lo escarpado del terreno, un técnico de la Dirección de Atención de Emergencias del Gobierno de Gasteiz determinó la movilización del helicóptero de la Ertzaintza al lugar para realizar el rescate.
A las 13.30, personal de montaña de la Brigada Móvil de la Policía autonómica desplazado en la aeronave recogió a la víctima, un varón de 39 años de edad, en el helicóptero y lo trasladó hasta el helipuerto del BEC, en Barakaldo, desde donde una ambulancia lo trasladó al Hospital de Gurutzeta.
El lugar donde tuvo lugar el accidente y el posterior rescate de la Ertzaintza, el entorno del Macizo de Jarrios, es una zona frecuentada por numerosos aficionados a la montaña, dentro de los límites del Parque Natural de Armañón, en el extremo noroccidental de Bizkaia. Los Jarrios, junto con las Peñas de Ranero y Armañón, son visitados todos los fines de semana.
El vecino de Los Arcos Felipe Zurbano Osés se ha convertido en la tercera víctima mortal vasca de la montaña en lo que llevamos de año. En ocho días han tenido lugar los tres accidentes que han vuelto a vestir de luto a los aficionados a ésta, especialmente a los navarros.
Se da la circunstancia de que de los tres siniestros, el ocurrido en el descenso de Peña Sabocos, en Panticosa, es el primero que tiene su origen en una avalancha de nieve. El año pasado, los muertos por aludes fueron ocho. El 9 de enero de 2010 eran sepultados por la nieve y el hielo, en las cercanías del Pico Collarada, en el Pirineo oscense, los hermanos iruindarras Txomin y Santi Eugi Martinikorena, de 39 y 32 años, y su cuñado Unai Isasi Pérez, de 38 años, también vecino de la capital navarra pero natural de Arrigorriaga. Poco días después, el 26 de enero, en la cara sur del Pico Curavacas, en Palencia, otra avalancha acaba con las vidas de los hermanos Juan José y Daniel Rodrigo Prieto, de 35 y 26 años respectivamente. Estos bilbainos, vecinos del barrio de Santutxu y aficionados a la escalada, morían a causa de los traumatismos y las bajas temperaturas.
En el Pirineo bearnes, en febrero, el día 21 se tenía noticia de la desaparición de otros montañeros navarros, Armando Nieto Lacunza y Alfonso González, de 47 años, cuyos cadáveres no fueron localizados por los servicios de emergencias hasta el 22 de mayo en el circo de Lescún.
La última víctima mortal vasca por aludes fue, en 2010, el montañero de Ordizia pero residente en Durango Iñigo Ajuria Iturrioz, de 37 años, al que sorprendió una avalancha cuando escalaba en solitario el pico Torre Santa de Enol, en los Picos de Europa, en Asturias.