Los errores se repiten y cuestan caro
Dos pérdidas de balón en una zona donde no se puede arriesgar permitieron a Cazorla y Rossi fabricar los goles de la remontada del Villarreal. El trío arbitral dejó sin premio la reacción realista con dos errores en un fuera de juego inexistente y un penalti no señalado.
Joseba ITURRIA I
Los errores propios y los arbitrales que han impedido a la Real estar en posiciones europeas a estas alturas de temporada se repitieron ayer para ver cómo se escapaba una buena oportunidad, incluso, de ganar en Villarreal. El partido se le puso de cara a la Real casi sin buscarlo y se perdió por esa alegría que roza el terreno de la irresponsabilidad y por dos errores arbitrales que cortaron de raíz la reacción blanquiazul en la parte final.
Dos pérdidas en una zona del campo y en unos momentos en los que no se puede arriesgar permitieron a Cazorla y Rossi fabricar dos goles que permitieron la remontada del Villarreal. Además, el conjunto blanquiazul se vio perjudicado por la actuación de un desacertado trío arbitral. Porque la Real reaccionó tras los minutos de zozobra que llegaron tras el 2-1 y un asistente señaló un fuera de juego increíble a Griezmann cuando estaba a tres metros de la portería sin ningún defensor cerca y seguidamente, no sólo no pitó un claro penalti a Sarpong, sino que encima le amonestó.
Es la cuarta derrota provocada por errores de unos árbitros que no le han regalado nada, pero lo que debe analizar la Real son sus errores. Porque ayer volvió a pagar la excesiva alegría con la que juega. Ante el Villarreal, como ante el Sevilla, el Atlético Madrid o el Valencia, se puede perder porque el rival tiene más calidad o velocidad, pero no por regalarle espacios y el balón para marcar a la contra con el marcador a favor o igualado.
Y lo malo es que no se aprende de los errores, porque la pérdida de Xabi Prieto fue muy similar a la que costó la derrota ante el Sevilla. No pasa nada porque un jugador de su calidad envíe un pelotazo si no ve una salida clara. No se puede recortar hacia atrás en campo propio cuando el equipo sale y está descolocado. Cazorla le quitó el balón y asistió a Rossi en una jugada idéntica a la del empate.
En ella es fácil culpar a Markel, que es el que no sabe qué hacer con el balón, pero es otro problema colectivo que se repite. Un equipo con oficio que gana 0-1 a falta de cinco minutos para el descanso no puede intentar salir a la contra, sino que debe cortar el ritmo del partido.
El primer error es de Bravo, que en lugar de sacar rápido, debía tomarse su tiempo, arañar unos segunditos al reloj y enviar el balón lo más lejos posible. Ni Markel ni Mikel González ofrecen una buena salida de balón ni el Villarreal tenía descuidada esa zona. Es mejor enviar un balón largo, un juego directo en el que Xabi Prieto y Llorente se manejan bien y, como poco se aleja cualquier peligro un tiempo. Luego Markel pierde el balón y se equivoca una segunda vez al no cortar la contra con tarjeta, otro error que se repite.
Como es habitual que la defensa recule sistemáticamente cuando ante jugadores de la calidad de pase del Villarreal es mejor buscar el balón. A partir de ahí, la categoría de Cazorla y Rossi bastó para que al descanso no se llegara con ventaja de los blanquiazules.
Un error que se repite
Es cierto que la Real no hizo más méritos que el Villarreal para adelantarse en el marcador, pero Aranburu estiró su racha goleadora en un gran remate de cabeza que estuvo acompañado por la fortuna de que el rechace del larguero golpeara en Diego López y entrara en su portería.
Y el Villarreal demostró su calidad, pero en los únicos momentos en los que pasó por encima de la Real fueron los que siguieron al 2-1, que dejó a los blanquiazules en un estado de shock en el que sólo las intervenciones de Bravo y el larguero le permitieron seguir en el partido.
Tras el cambio de Sarpong, -porque Tamudo no encuentra el grado de inspiración del comienzo liguero y no se entiende cómo Llorente puede dejar el campo en el minuto 56 una vez más como primer cambio cuando nunca se ha mejorado en los últimos meses con ese movimiento-, y la retirada de uno de los dos medios centros defensivos y el paso al centro de Xabi Prieto, la Real recuperó el aire y volvió a demostrar la calidad que tiene.
Estrada, un ejemplo de contundencia que además estuvo a punto de ser premiado con un gol en un balón en el primer tiempo que repelió el larguero, envió un globo similar al que provocó el primer gol que Griezmann fue a buscar con su gran talento y en clara ventaja para marcar. Pero el asistente señaló un fuera de juego increíble porque el de Macon estaba dos metros por detrás del defensa.
Además al minuto Muñiz Fernández dejó sin sancionar un claro penalti sobre Sarpong en una decisión que impidió a la Real ser el segundo equipo que puntúa en El Madrigal.
Esa es la conclusión más importante, que pese a los graves errores que comete el equipo, la Real ha estado en condiciones de ganar a equipos de mayor calidad. Si este equipo es capaz de mantener sus virtudes y aprender de los errores, deja de asumir riesgos en unas zonas en las que no se puede perder, de recular sistemáticamente en lugar de ir a buscar el balón y los árbitros dejan de equivocarse en su contra la Real, tiene argumentos de sobra para consolidarse en la primera mitad de la tabla.
Martín Lasarte se lamentó en la sala de prensa de los errores puntuales que permitieron remontar al Villarreal. «La tónica del partido ha sido la que habiamos previsto, ante un Villarreal que juega bien y que lleva la iniciativa. Hemos logrado ponernos por delante, pero algunos errores puntuales nuestros, uno errores que ya hemos cometido otras veces, nos han costado el partido. Es verdad que al final generamos inquietudes al rival, tuvimos ocasiones, y la impresion fue otra. En ese sentido, no dimos mala sensación. Pero como he dicho en anteriores ocasiones eso no suma. Demuestra que somos competitivos, pero nada más», declaró el técnico uruguayo.
Preguntado por las razones que permiten esos errores, Lasarte dijo que es un tema a trabajar y que se debe mejorar con el tiempo: «El equipo da la cara muchas veces. No somos los advenedizos que venimos de Segunda. Y el siguiente paso es la etapa de crecimiento, para que el equipo tenga mayor dureza y mayor empaque. Es complicado, son circunstancias muy particulares, perdemos puntualmente balones que tenemos controlados y tenemos que hacer mayor hincapié en eso. Es un defecto que tenemos y eso no nos puede costar un partido. Es la diferencia entre un equipo que es competitivo y otro que opta a mayor nivel. Pero no lo digo de manera negativa. Todos tenemos fallos, y tenemos que trabajar para evitarlos».
En cuanto a la labor del árbitro, y el posible penalti a Sarpong, Lasarte no quiso hablar demasiado. «Es mucho mas fácil para vosotros. Mi sensación en el campo es que era penalti. Algunos me dicen que sí, otros que no. y con nuestra adrenalina es difícil acertar. Para eso están ustedes. Se puede ver en televisión, o escucharlo en la radio, durante toda la semana. Seguramente el Villarreal está igual que nosotros, porque también he visto pancartas en el campo quejándose de los arbitrajes».