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Raimundo Fitero

En panorámica

Aplaudimos lo que nos enseñan en nuestros electrodomésticos esenciales como si fuéramos monos de repetición. En todos los ámbitos, formatos y estrategias, además de las risas enlatadas, están los aplausos encriptados en mensajes subliminales. Reímos, lloramos, nos emocionamos ante lo que debe ser la realidad, que se nos presenta como algo que está sucediendo, en directo, y cuando nos despertamos vuelven a meternos en una montaña rusa de las sensaciones que mientras se plantean en asuntos banales del corazón, el salchichón o la impudicia, nos dan ganas de arrepentirnos, peor cuando sospechamos de que hemos sido colonizados mentalmente, ideológicamente, que somos seguidistas de una situación que ni comprendemos ni se nos explica, entonces es cuando miramos en panorámica y nos aparece la ducha fría del escepticismo más comprensible.

Veamos: ¿cómo es posible que funcionen de una manera tan armónica las protestas en los países del mundo árabe? ¿Estamos asistiendo a una revolución inesperada, a un movimiento libertador, o simplemente a una magnífica jugada de geopolítica? Escuchamos el mantra clásico de todas las acciones desestabilizadoras, con esas palabras mágicas que encubren tantas ambiciones personales, tantos objetivos económicos, políticos y militares ocultos. Dicen democracia y se extasían, como si en países supuestamente democráticos no existieran desigualdades, paro, necesidades, ausencia de libertades. Los procesos descolonizadores dejan siempre residuos imperecederos, que al no reciclarse vuelven a aparecer con cualquier mutación.

Cuesta, mirando en panorámica, entender que sea a la vez en Yemen, Argelia, Egipto, Túnez o Irán donde «el pueblo» se rebele contra sus «dictadores», y se aplauda desde la Unión Europea, desde la Casa Blanca y desde Israel se queden tan panchos, observando, sin pestañear, como satisfechos por lo que está sucediendo. Solamente por estas circunstancias uno se desconcierta, especialmente porque nunca se sabe quién maneja la barca, porque en Egipto nos han enseñado lo que les ha dado la gana, pero hay mucha película de terror todavía censurada. Atentos a la pantalla que sigue mintiendo.

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