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El «Plan Moderna» no es plan para Nafarroa

Uno de los problemas de la sociedad actual es que casi nadie tiene tiempo suficiente para mantener una discusión sin prisas, más allá de lo que está sucediendo ahora mismo, sobre los acontecimientos de largo plazo que cambiarán las vidas de los ciudadanos. Y en demasiadas ocasiones se recurre a profesionales de la prospectiva, a los conocidos think tank, para subsanar esa realidad. Algo similar presentaron en Iruñea, con toda la pomposidad de un acto preelectoral. El «Plan Moderna», con promesas de 70.000 puestos de trabajo hasta el año 2030, y conceptos -como la economía del talento, la «verde» o la economía de salud- que suenan bien. Se constituyó el Patronato que dirigirá los trabajos de futuro, que algunos presentaron en términos de una Nafarroa que pronto se dividiría entre el «antes» y el «después» del «Plan Moderna».

Resulta obsceno ver que los miembros de la élite navarra, responsable de una situación de más de 45.000 parados, se presente como garante de un futuro de prosperidad y gestora del dinero de todos los navarros. El gobierno de UPN, el Opus Dei, la patronal navarra y sus sindicatos en nómina, UGT y CCOO, sacrifican el presente de miles de navarros y, además, pretenden privatizar paulatinamente los servicios públicos desde un entramado paralelo, eludiendo el control popular. Construyen una cortina de humo al anunciar que suprimen el carácter vitalicio de los funcionarios para esconder que la fiscalidad, el gasto social o el reparto de la riqueza ni siquiera son tratados. Confunden el interés de la casta dirigente con el interés general de Nafarroa. No buscan un cambio real del modelo económico, sino crear un armazón para blindar su poder de hacer y deshacer.

Sí. Nafarroa necesita construir un plan que abra otro horizonte. Un cambio político oxigenante y un nuevo modelo económico justo, radicalmente diferente y enfrentado al que recoge el «Plan Moderna».

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