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Juanjo Basterra Periodista

El desequilibrio en el mundo avanza a favor del capital

El neoliberalismo se sustenta en el desequilibrio, en la injusticia y en la amenaza hacia los más débiles. Para que unos pocos ganen mucho, otros muchos tienen que ganar poco, o casi nada. Para que unos pocos de la élite económica logren estar en la cima y borrachos de fortunas económicas que no podrán gastar en su vida, a otros nos hacen pisar el barro. La desigualdad avanza. Hace unos días ha estado entre nosotros Riccardo Petrella, un economista de origen italiano que tachó el capitalismo de religión. No está desencaminado. Porque, por muchas barbaridades que cometa, siempre estará por encima del bien y el mal. Se apoyan en sus fieles, sí, fieles, a la poltrona.

Quienes nos llevaron a la crisis económica son ahora los que han iniciado esta cruzada de los recortes sociales. No es nuevo. Sabíamos que detrás de cada reforma siempre aparecen los empresarios y los gobiernos con las tijeras afiladas. De esta crisis nos vamos a acordar muchos años, y más que nosotros los que vienen por detrás. Han abaratado los despidos, han acelerado los procesos de contratación en precario, han reducido las pensiones y van a dejar a una parte importante de esta sociedad sin las mismas.

En la negociación colectiva también nos meterán mano al bolsillo para permitir a los empresarios que puedan decidir si dan o no. Pero no quedan ahí los recortes, porque se asoma el copago de la sanidad. Las administraciones públicas dicen que no tienen recursos económicos para hacer frente. Es mentira. Lo que no tienen es ganas de molestar a ese jodido capitalista que, además de estar forrado y meternos en la crisis, nada en una colección de billetes de 500 euros, sí, de ésos que cuando aumenta su circulación el Banco de España nos dice que la economía sumergida y el fraude aumentan.

Petrella explicaba en una jornada en el centenario de ELA que estos neoliberales que manejan el mundo sólo aceptan aquellas actuaciones que les proporcionan enormes rentas económicas. Aquello que no crea valor no sirve. Ahora se han dado cuenta que lo público debe desaparecer. Lo peor es que todavía algunos ríen la gracia a los neoliberales.

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