Vista oral en el Tribunal Supremo español
El final del sueño de la escisión
Ramón SOLA
Se percibía hace tiempo que al Estado español le dejó de interesar el debate interno de la izquierda abertzale cuando captó que no iba a desembocar en una escisión. Se trata de un fantasma que todavía sacan a pasear periódicamente, pero que topa con la realidad de los hechos. Pese a la profundidad de la discusión, pese a su extensión, pese a la obligada opacidad de la ilegalización, los cruces de ponencias, las posiciones diferenciadas e incluso enfrentadas, los conflictos sobre fondos y sobre formas, los malentendidos y los sobreentendidos, la izquierda abertzale ha trazado unida esta ciaboga estratégica. Y eso supone un motivo de frustración enorme para gente como el guardia civil S22535N, que no pudo esconderla en la vista oral de ayer.
Nada más tomar la palabra, lamentó que la divergencia aparecida al inicio del debate «tuvo una vida muy corta. Quedó sólo como una foto fija. La situación se superó, y luego ya van todos detrás de `Zutik Euskal Herria'». Se le planteó más tarde si no es cierto que hubo importantes discrepancias, y el testigo volvió a ponerse triste: «No sé si importantes; existieron pero se solucionaron, y `Zutik Euskal Herria' ha sido, es y será el eje de actuación de toda la izquierda abertzale», añadió, con un tono de voz que destilaba impotencia.
En su atolladero, el agente terminó haciéndose un buen lío. Quiso hacer ver a la Sala que Miren Zabaleta era dirigente de Ekin pero a la vez compartía Bateragune con Arnaldo Otegi cuando en teoría defendían tesis diferentes. Y añadió que después fue ella quien retiró la ponencia ``Mugarri'', que ETA no se lo reprochó y que Otegi agradeció públicamente el trabajo de Zabaleta en un artículo de prensa posterior. «Así que, ¿dónde está la ruptura?», concluyó el guardia civil. Pero Adolfo Araiz derrumbó el castillo de naipes al preguntarle cómo pudo Miren Zabaleta haber retirado esa ponencia si, cuando se inició el debate interno, estaba ya encerrada en una prisión española. El «experto» admitió que se estaba confundiendo.
Pero quien mejor retrató esta frustración fue el abogado del Estado en una de sus preguntas. Para remarcar su tesis de la continuidad, preguntó a un policía si acaso le consta que exista «algún intento de ETA para crear un partido distinto que haga frente a Sortu». Soñaron con forzar esa escisión y el despertar se les está haciendo especialmente duro.