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Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico

Viviendo en el pasado

No sé si nuestro cine tiene futuro, pero sí es sabido que la anticipación o la política-ficción no tienen cabida en una cultura más acostumbrada a mirar hacia atrás. Nadie se va a atrever a hacer una película sobre una Euskal Herria independiente o, sin ir tan lejos, donde todas sus opciones ideológicas estén representadas. Pero es que tampoco se ruedan películas que aborden la realidad inmediata en tiempo presente, o en base a hechos recientes.

Nuestros cineastas prefieren refugiarse en el pasado, resucitando a figuras históricas desconocidas para los hijos de la transición. El estreno de «Operación Comète» acaba de traer a la actualidad a Florentino Goikoetxea y pronto asomará a la pequeña pantalla Mario Onaindia, al que se le dedica una telemovie. Paralelamente, se rueda otra aproximación cinematográfica más a la figura de Sabino Arana.

La cuota sobre la Guerra del 36 se ha cubierto con «La buena nueva» e «Izarren argia», llegadas en plena fase de concienciación sobre la memoria histórica. Y lo que yo me pregunto es: ¿Quién nos conciencia sobre la necesidad de liberar el conflicto de todos estos últimos años?

Sigue sin haber ninguna respuesta fílmica a las películas oficialistas que desde Madrid se han dedicado a las víctimas del terrorismo, o cuando menos alguna película que equilibre a las víctimas de uno y otro lado. La ausencia de una ficción equiparable al papel desempeñado por el documental «La pelota vasca» supone un vacío imperdonable, un caso de preocupante Alzheimer prematuro por parte de un sector que no ha encontrado relevo generacional para cineastas como Antxon Eceiza.