El obispo de Trípoli deja en evidencia a la comunidad internacional y a los medios
El obispo Giovanni Innocenzo Martinelli, vicario apostólico de Trípoli, denunció ayer la muerte de al menos 40 civiles en la capital libia a consecuencia de los bombardeos realizados por los países que participan en la operación militar contra el Gobierno de Gadafi y en apoyo a los «rebeldes». Citando como fuente a personas dignas de toda su confianza, Martinelli explicó que varios de los misiles lanzados por la coalición alcanzaron incluso algunos hospitales e hizo un llamamiento a la vía diplomática para poner fin al derramamiento de sangre.
Al representante del Vaticano en el país norteafricano no le podrá reprochar que actúe por simpatía hacia el régimen del coronel Gadafi una comunidad internacional que ha despreciado sistemáticamente las denuncias realizadas desde que comenzaron los bombardeos, y unos medios que, casi de forma unánime, se han entregado al discurso militarista de la coalición. A pesar de ello, las palabras del obispo Martinelli apenas tuvieron eco en los mass media, y la OTAN despachó el asunto argumentando que hasta ayer no se hizo cargo de la operación militar y que, por tanto, no le concierne.