Al contrario de lo que sucediera hace tres años, esta vez no hubo ningún contratiempo en la sesión de investidura del nuevo presidente del Consejo General de Pirineos Atlánticos, el primer socialista que ocupa el cargo en dicha institución.

También fueron nombrados los quince vicepresidentes que secundarán a Georges Labazée en su mandato. Diez de ellos presidirán, además, las comisiones de las que se ha dotado la Cámara departamental -seis de ellas, orgánicas-.

El nuevo presidente había prometido que tendría en cuenta el «equilibrio territorial» a la hora del reparto de responsabilidades. Sin embargo, sólo tres de ellas han recaído en consejeros vascos.

Kotte Ezenarro, consejero general de Hendaia, será el primer vicepresidente y estará a la cabeza de la principal comisión, la de Solidaridad. El de Angelu-sur, Guy Mondorge, será el octavo vicepresidente y se ocupará de la comisión de Cultura, Deportes y Vida asociativa. Por su parte, el consejero de Baiona-norte, Christophe Martin es, a partir de ahora, el décimo vicepresidente y tendrá a su cargo la comisión de Vivienda.

21 bearneses sobre 28

El resto de responsabilidades fueron asignadas a consejeros bearneses, la mayoría de la corriente «emmanuelista», en referencia al diputado socialista landés. Bien es verdad que 21 de los 28 consejeros socialistas pertenecen a cantones bearneses pero, dada la composición particular del Departamento, se esperaba que las responsabilidades estuvieran algo más repartidas.

Otra de las novedades instauradas en la sesión de ayer es que la Comisión Permanente estará abierta a los 52 consejeros que componen la institución con sede en la capital bearnesa. Durante los últimos tres años de gobierno de la derecha, este órgano estaba compuesto por 41 consejeros.

Al no presentar la nueva oposición candidato propio, no hubo mayores dilaciones en la elección del presidente. Georges Labazée fue elegido presidente por 29 votos a favor, uno más que el número de consejeros con que cuenta el grupo, lo que constituyó la nota misteriosa de la tarde, ya que se desconocía si se trató de un error o si algún consejero de la oposición había decidido, finalmente, avalar su elección.