Fermin Munarriz Periodista
Viva Canal Extremadura
Lo sabíamos. Sin embargo, el estudio de la Fundación Ipar Hegoa sobre la labor informativa de EITB es concluyente: política de «no información», desaparición de las señas de identidad nacional y uso partidista del medio.
La entente española gobierna con prisa en la CAV. Con ansiedad. Es comprensible. La ansiedad, no que gobierne. Porque la actual ficción política no se puede sostener indefinidamente y deben actuar rápido antes de dejar el timón. Allá queda el mapa del tiempo.
Han vaciado los informativos de realidad. Las tensiones de una sociedad convulsa no existen. ETB te lo cuenta: no pasa nada. La mejor demostración es que gobernamos nosotros.
Asistimos perplejos a informativos que parecen trabajos escolares -nunca olvidaremos la memorable pieza sobre qué dirían los vascos a los extraterrestres-; a tanto celo en la información del tiempo -¿tan raro es que haga frío en invierno?-; a esa abnegación sudorosa en el deporte o a que cada vez haya más castellano en los espacios del euskara... Por cierto, ¿por qué en un canal destinado a promocionar una lengua existen tantos programas mudos? Por no hablar de los símbolos: por cada ikurriña aparecen siete banderas españolas.
Euskal Herria invisible. Política y territorialmente. Zuberoa cae más allá de Normandía y Bizkaia linda con Albacete -magníficas navajas, cuenta la crónica-. Y con Sanz o sin él, en Nafarroa no se puede captar ETB sin hacer el puente con los cables analógicos. Es más fácil verla en Chile que en Baztan. Pero en Iruñea se capta Canal Extremadura, que siempe alivia...
Esto tiene su resultado: la desafección, la sangría escandalosa de audiencia. Los espectadores no se reconocen en este despropósito y emigran a otros canales. Españoles, claro. Quizás es el fin de la estrategia de sus gestores para dejar exhausto el ente público. Casualmente, cuando el PP impulsa una corriente para privatizar las televisiones autonómicas.
Y todo esto sin hablar del pornográfico manoseo partidista ni del veto -censura- a una parte de la sociedad vasca. Porque lo peor de ETB no es lo que dice. Es lo que no dice.