Aitor Totorika -que desde hace un mes ya no forma parte de Master Jai- hizo ayer en Durango una declaración formal de guerra a la productora Bainet, a la que acusa de no cumplir un contrato por el que Master Jai debería ingresar 480.000 euros en concepto de publicidad. Totorika compareció acompañado del director de la empresa, Mikel Plaza, y de su hijo Gorka, en representación de su familia.

Según la versión del empresario durangarra, este contrato -de seis años de duración- fue la contraprestación acordada hace cuatro años, cuando abandonó Asegarce y se desprendió del 20% de las acciones que tenía. Totorika acusó a Bainet de poner trabas constantes al desarrollo de ese acuerdo y no acepta la forma en que la productora dio por finiquitado el contrato el pasado mes de octubre.

Master Jai, en situación crítica

Aitor Totorika, ligado al mundo empresarial de la pelota en los últimos 21 años, explicó que esa deuda y la imposibilidad de gestionar sus derechos publicitarios han colocado a Master Jai en una situación económica crítica y, ante la imposibilidad de soportar un proceso judicial por sus costes en tiempo y dinero, se mostró dispuesto a tensar la cuerda «hasta donde quieran».

«Cuando a uno lo están ahogando, tiene que salir por donde puede y a mí no me están dejando otro remedio que tirar de la manta», señaló Totorika.

«Tras 21 años en la pelota, valgo más por lo que callo que por lo que digo», y no cree estar amenazando a nadie, «porque las amenazas no se suelen ejecutar y yo sólo estoy diciendo lo que voy a hacer. Va a salir muchísima mierda y habrá daños colaterales, pero a mí me van a hacer infinitamente menos daño del que yo puedo causar».

En este sentido, el empresario de Durango anunció una próxima rueda de prensa en Madrid, e incluso habló del interés de varias televisiones y mediosde comunicación «en un dossier muy extenso en el que se van a ver implicados apostadores, corredores y administradores».

No obstante, los dardos más envenenados fueron para Iñaki Burrutxaga -director de Bainet- y sus socios, «que me han dado una cuchillada por la espalda».