CRíTICA cine
«Sin compromiso»
Mikel INSAUSTI
AIvan Reitman se le ve picado con su hijo Jason, porque el chico es capaz de hacer las comedias inteligentes (“Gracias por fumar”, “Juno” y “Up in the Air”) que él nunca pudo. Sin pretender llegar al talento de la nueva generación Reitman, el padre se esfuerza esta vez algo más de lo habitual, aun a sabiendas de que antes que director es productor y ha de velar por la comercialidad del producto. Conjuga bien ambas facetas, gracias a que cuenta con un guión de Elizabeth Meriwether que consigue tener cierta miga sin dejar de ser amable, más que nada de cara al consabido final feliz. Lo positivo de “Sin compromiso” es que, al contrario de la mayoría de previsibles comedias de Hollywood, no se precipita hacia un desenlace conformista desde los mismísimos créditos iniciales. La pareja de la película deberá de superar no pocas pruebas para que su relación se consolide, por lo que el triunfo del amor se les resistirá, haciéndose esperar casi unos veinte minutos por encima de la hora y media de rigor.
“Sin compromiso” es una comedia romántica moderna, en la que los tradicionales roles heterosexuales están cambiados, de tal suerte que ahora el chico es el guaperas tontorrón y la chica es la que piensa por los dos, sin por ello perder su atractivo. En lo que a materia interpretativa se refiere tampoco podía ser de otra forma, puesto que Natalie Portman es la que ha de tirar en todo momento de un rezagado Ashton Kutcher, que no actúa pero posee una sonrisa sexy que arroja dividendos en la taquilla. La Portman se encuentra en un momento pletórico y el Óscar le sienta muy bien, permitiéndose divertidas ironías sobre su papel, como cuando contesta: «a veces me duele el cuello de sostener un cerebro tan grande», harta ya de que todos destaquen su inteligencia sobre su no menos evidente belleza. A la apreciación colabora el hecho de que vista bata de médico por méritos propios, acomplejando un tanto a su amigo con derecho a roce, ya que es hijo de una celebridad de la telebasura.