Barack Obama anunció oficialmente ayer su candidatura a un segundo mandato de cuatro años a la Casa Blanca, iniciando la carrera a la elección presidencial de 2012, que espera volver a ganar con el ligero repunte de la economía estadounidense.

Obama hizo público su anuncio a través de un vídeo publicado en internet, concretamente en mediante un vídeo colgado en YouTube. Eligió para ello una fecha simbólica, el cuarto día del cuarto mes para la reelección del 44 presidente de EEUU.

Una elección que hizo historia en noviembre de 2008, al llevar a la Casa Blanca al primer presidente negro de la historia del país, pero que dio inicio a una legislatura difícil, marcada por los ecos de la crisis global, que en EEUU se cebó en los sectores bancario y automovilístico, y que siguió con un difícil parto de la reforma del sistema sanitario y por la guerra de Afganistán, en la que Obama se ha implicado de manera tan decidida como peligrosa, al acentuar la presión sobre el vecino e inestable Pakistán.

El esperado anuncio en busca de su reelección coincide además con la implicación, bien que a regañadientes, en la actual agresión contra Libia, y con los titubeos y tensiones palpables en la Administración Obama en torno a las revueltas árabes, ya muchas de ellas han tenido o tienen en el punto de mira a dictadores y/o sátrapas que han sido o son aliados estratégicos de Washington.

En espera de la deriva y, en su caso, del coste político de la operación militar en Libia, Obama es consciente de las críticas que despierta su gestión en el ala situada a la izquierda del electorado demócrata. Así, reconoció que «un cambio duradero no se da fácil ni rápidamente. Nunca pasa eso. Pero -insistió- al tiempo que mi Gobierno y nuestros seguidores luchan por proteger los avances logrados, e incluso de conseguir más progresos, tenemos que empezar a movilizarnos para 2012».

Obama cuenta ya con su candidatura segura en las filas demócratas y su objetivo es la recaudación masiva de fondos.

Más complicado lo tienen los republicanos. Además de ver cómo el desempleo ha llegado al nivel más bajo desde hace dos años (8,8%), la oposición no tiene un candidato claro sino una larga plancha de posibles aspirantes, entre los que destacan Sarah Palin, Mitt Romney y Newt Gringich.