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Dylan actúa por primera vez en China con un repertorio vigilado

Tras varios intentos, Dylan conseguía ayer actuar por primera vez en China, aunque para lograrlo tuvo que acceder a que la autoridad de Beijing le diera el visto bueno al repertorio presentado. Muchos chinos pagaron por verle su mes de salario, 106 euros.
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GARA | BEIJING

Tuvo que esperar 50 años de carrera, pero Bob Dylan pudo ayer cantar en China, aunque con casi 70 años y una mochila pesada sobre sus espaldas. Es complejo descifrar por qué Dylan ha sentido el deseo de tocar en China, son ya varios intentos, cuando el modelo político le ha obligado a olvidarse de canciones emblemáticas tan inocentes y simples en su mensaje como «The times are a changing» (Los tiempos están cambiando) y «Blowing in the wind» (La respuesta está en el viento). El hecho es que la lista de canciones tuvo que pasar la censura de las autoridades chinas meses atrás.

Unas 10.000 personas, aproximadamente el 90 por ciento del aforo, asistieron al histórico concierto en el pequinés Gimnasio de los Trabajadores, que no vivía tanta animación desde que acogió en los Juegos Olímpicos de 2008 las pruebas de boxeo, y que vibró cuando el de Minesota entonó una de sus canciones más populares, «Like a rolling stone», compuesta en 1965 y considerada una de las canciones más importantes de la música popular.

El público, en su mayoría muy joven y en el que hubo gran representación de la comunidad expatriada, también se entusiasmó con otro de sus clásicos, «A hard rain's a-gonna to fall», aunque se mostró algo frío en el inicio del recital, cuando Dylan afrontó algunos de sus trabajos más recientes.

No extraña la reacción del público, ya que no es diferente a la que Dylan genera en sus conciertos por Estados Unidos, Europa o América Latina: pasión por sus viejos éxitos y distancia con sus últimos años, donde el músico ha sido incapaz de componer nuevos himnos, aunque sí desarrollar álbumes de buena hechura blues.

Medio siglo

Dylan, que el 11 de abril celebrará 50 años sobre los escenarios, prefirió en buena parte del concierto dejar el centro de la tarima a sus compañeros de grupo, tocando casi siempre el teclado en un lateral, aunque en un par de ocasiones se colgó la guitarra y echó mano de su icónica armónica, que cuando sonó obtuvo las mayores ovaciones del público, describe Efe.

Al final del concierto, a diferencia de su anterior actuación -en Taipei, la capital de la isla de Taiwán-, Bob Dylan no recitó su oda contra la guerra «Blowing in the wind», y optó por una canción sin ramificaciones políticas, pero en la que se declaró dispuesto a seguir en la brecha muchos años más: «Forever young».

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