El presidente sirio, Bashar al-Assad, prometió ayer que la ley de excepción, vigente desde 1963, será derogada «en el plazo máximo de una semana», tal y como exige la revuelta en el país.

En un discurso televisado con motivo de la primera reunión del remodelado Gobierno, al-Assad lamentó las muertes registradas en las últimas semanas, «sean civiles o uniformados»

Amnistía Internacional cifra en al menos 200 las víctimas mortales, la gran mayoría a manos de las Fuerzas de Seguridad o de policías de paisano. El régimen acusa a bandas «criminales» o armadas de ser responsables de los tiroteos contra los manifestantes y las fuerzas de seguridad. La agencia oficial Sana aseguró ayer que un policía murió tiroteado el viernes en Homs (centro).

Miles de personas participaron ayer en Banias (noroeste) en las exequias de un hombre que sucumbió a sus heridas tras haber sido herido de bala el 10 de abril.

El pasado viernes las protestas se extendieron desde Deraa, en el sur, hasta el norte kurdo, pasando por las localidades costeras de Lataquia y Banias.