Acusan al pérfido Gadafi de repartir viagra entre sus tropas al objeto de cometer violaciones en serie. Lo anterior bien pudiera ser el comienzo de un chiste ramplón y sexista. Pues no es así. La embajadora de EEUU en la ONU, Susan Rice, sin despeinarse ni mover ceja alguna, lo afirmó en el último Consejo de Seguridad.

Y uno imagina a esa legión de Príapos con los cuerpos cavernosos de sus penes inundados de sangre, a punto de estallar por efecto del viagra y, ¡qué quieren que les diga!, como humano y varón que soy me causa fatiga. Cómo será el pasar revista a las tropas. Inapreciable la diferencia entre la posición de firmes o la de descanso.

Y el saludo a la bandera, ¿con qué lo harán? Me duele el sólo pensamiento de avanzar cuerpo a tierra por aquellos desérticos pedregales que pueblan gran parte del territorio libio, sorteando juníperos, lentiscos (arbustos propios del Mediterráneo) y algún que otro cabrón semioculto cardo borriquero, siempre con un contenido ¡ay! entre los labios resecos por el asfixiante sol.

¿Y sus ataques falo en ristre? (recuérdese que la misma embajadora relataba que muchos de ellos son mercenarios de raza negra) Más parecerá una carga de lanceros bengalíes a galope tendido que infantería al uso.

Molesta, muy molesta, la instrucción empalmado y como haciendo el trenecillo, cual senda de elefantes uno a uno. La utilización de armas de erección masiva forzará un cambio en el uniforme de combate. Quizás por ello últimamente el elegante Gadafi vista de chilaba. Los urinarios de los acuartelamientos libios serán de los llamados de pared debido a las protestas de los señores y señoras de la limpieza. Hasta el escudo de armas libio se ha transformado del Halcón de Quariash en el As de bastos.

¿Qué dijeron el resto de los miembros (¡Jesús, qué reiteración!) del Consejo de seguridad a Susan? ¿Le preguntaron por el tipo de sustancias psicotrópicas ingeridas? Es una pena que no mostrara prueba gráfica alguna como las de las violaciones consumadas por sus marines y grabadas como souvenir. En Abu Ghraib, Guantánamo y allí por doquiera han invadido. Esto por lo que respecta a la actualidad en el plano internacional.

La actualidad llamada nacional no discurre por senderos más veraces. Escuchas en boca los llamados gobernantes «del país» sartas de falacias con respecto a Bildu y, con objeto de perpetuar su poder, obligan a abogados y fiscales al servicio del Estado a poner negro sobre blanco acusaciones, basadas en informes policiales, que harían sonrojar a los que fueran grandes inquisidores desde 1483 hasta 1818. Y aquí mismo, cerquita, escuchas decir, una vez más (y ya van tres, Patxi querido), que el Estado, con la demanda de ilegalización, le hace gratis la campaña a la izquierda abertzale.

A vosotros no sé, pero a mí me da la sensación de que nos gobiernan los más tontos de entre los tontos. Oligofrénicos pertrechados con cachiporras como leyes. Por eso las mentiras de Susan y Rubalcaba son tan zafias y grotescas. No necesitan imaginar otras, disponen del poder que da la fuerza.