Anoeta vivió una noche inolvidable al aprovechar la suficiencia con la que jugó el partido el Barcelona, con sólo tres titulares en su once inicial, para obtener un triunfo que casi asegura la permanencia y que además permite al club mantener el récord de imbatibilidad de 32 partidos conseguido por el equipo campeón en la temporada 79-80, aunque se puede ampliar a los 38 si se tienen en cuenta los seis últimos del año anterior.

La victoria tuvo un sabor especial por la forma en la que reaccionó la Real en la segunda mitad, donde afloró el espíritu de supervivencia y el carácter de un grupo que no está dispuesto a perder lo que tanto le costó recuperar. Tras una primera mitad en la que los blanquiazules estuvieron poco intensos, sin presionar a los azulgranas, vieron que con el 0-1 no tenían nada que defender, adelantaron la presión y así llegó el triunfo.

La jugada en la que Zurutuza provocó el penalti fue el reflejo de lo que sucedió en el segundo tiempo. Si en el primero los azulgranas habían jugado a placer, en el segundo vieron como los blanquiazules les presionaban en su campo y así se forzó la pérdida tras un saque de Pinto en el que con dos toques Zurutuza se plantó en el área y provocó el penalti peor tirado por Xabi Prieto y el que más alegría ha dado a Anoeta.

El público fue clave en la remontada, al empujar a su equipo hasta cuando estaba por detrás en el marcador. La actitud de los jugadores y de sus aficionados y la suficiencia de los futbolistas y del entrenador del Barcelona, que querían ganar con la ley del mínimo esfuerzo con la tranquilidad que les daba conocer que el Madrid había perdido ante el Zaragoza, provocó que todo cambiara en los últimos 20 minutos con la salida al campo de Ifrán y Zurutuza, protagonistas de los goles.

Un primer tiempo de contención

Martín Lasarte planteó el encuentro como se esperaba, con un trivote, aunque volvió a engañar al señalar que iba a introducir talento en su centro del campo al colocar a Markel junto a Rivas y Aranburu. El técnico realista apostó por la contención, pero tuvo la mala suerte de que Guardiola situó a Xavi en el puesto que habitualmente ocupan Sergio Busquets o Mascherano, y el capitán azulgrana jugó con demasiada comodidad.

Como Markel y Aranburu debían ocupar la zona en la que se movían Thiago y Keita, nadie estaba cerca de Xavi. Rivas, el teórico pivote más retrasado, era el que acudía a presionarle y llegaba tarde, como era lógico por la distancia. La libertad con la que se movió Xavi unida a la defensa adelantada de la Real y a los movimientos en diagonal de Thiago y Keita bastaron para que el Barça se adelantara en una jugada en la que Xavi pasó sin oposición, Messi tocó y Thiago entró por el hueco que abría el argentino para batir a Bravo.

Fue una de las pocas ocasiones de un primer tiempo en el que el Barcelona acaparó la posesión de balón con comodidad porque la Real se limitaba a intentar cerrar huecos en su campo. Pese a todo, la oportunidad más clara la tuvo Tamudo, que no marcó por poco. Esa opción, la del gol de Thiago y una de Messi fueron las únicas ocasiones claras del primer tiempo.

La Real jugó sin agresividad y para una entrada dura que hizo Tamudo lesionó a Montoya y salió en su lugar Dani Alves. Parecía que peor no pudo elegir el destinatario de la entrada, pero se vio que los titulares del Barça tenían más puesta la mente en el Madrid que en una Real que no sacaba partido de las jugadas de estrategia contra un equipo de poca estatura como el azulgrana. Griezmann sigue sin entender que la Real necesita sacar más partido de esas acciones.

Un segundo tiempo de presión

A la Real no le bastaba con su juego del primer tiempo y cambió de actitud y de planteamiento al adelantar las líneas y presionar a los azulgranas en su campo. Con esta nueva disposición enseguida llegó una primera ocasión de Aranburu, cuyo zurdazo desde fuera del área salió fuera por poco y un remate de Tamudo que despejó Pinto.

La actitud del equipo levantó a su público y la gente llevó en volandas a sus jugadores a la remontada. Lasarte prescindió de uno de sus dos pivotes defensivos y de Tamudo y el equipo agradeció el aire fresco que aportaron los dos recambios, que protagonizaron la remontada. Entre ambos goles Xabi Prieto puso en aprietos a Pinto y Milito marcó en una jugada que admite discusión y tras el 2-1 todo Anoeta defendió la ventaja como si en ella le fuera la vida. El Barcelona protagonizó un par de sustos, pero Bravo estuvo seguro y los blanquiazules pudieron conseguir una victoria que no certifica matemáticamente la permanencia, pero sí la deja mucho más cerca.