GARA > Idatzia > Iritzia> Gaurkoa

Joxemari Olarra Agiriano Preso político vasco

Pacientes pero perseverantes

Pocos días antes de ponerme a escribir estas palabras había recibido una carta de mi compañero y amigo Arnaldo Otegi desde la prisión de Logroño. La dimensión temporal del correo en la cárcel tiene unas características muy diferentes a la vida exterior, así que se trataba de una carta remitida un mes atrás, allá por marzo. En estos tiempos de las comunicaciones inmediatas resulta sorprendente que una misiva tarde mas que cuando viajaban en diligencia; son las vicisitudes de tener que pasar por los sórdidos gabinetes de la intervención.

Entre los diferentes asuntos de orden familiar, personal y doméstico, Arnaldo me animaba a seguir acudiendo a esta tribuna de GARA, e incluso me sugería un tema de reflexión partiendo de una pregunta que desde hace tiempo se está haciendo la mayor parte de abertzales, si no todos: si como proclaman con tanto afán, España está ganando y nosotros estamos vencidos y en plena retirada... ¿Por qué están ellos tan rabiosos y ofuscados?

La cuestión requiere, efectivamente, una reflexión, porque de esa paradoja del estado se desprenden algunos aspectos muy interesantes para que los abertzales de izquierda sepamos analizar debidamente el momento político que vivimos, sin caer en las trampas de la distorsión que provoca la manipulación de los mensajes informativos y políticos con que nos sobresaturan.

Así, un primer factor a tener en cuenta es el carácter unilateral de los pasos que ha dado el conjunto de la izquierda abertzale. Este movimiento ha dirigido los focos de la iniciativa política hacia la izquierda abertzale, convirtiéndola, a los ojos de la sociedad vasca, en fuerza protagonista del cambio y generadora de acontecimientos ilusionantes, recuperando de manera fehaciente la credibilidad, algo primordial en política.

Esta evidencia echa por tierra el manido discurso de la «derrota», imposible de sostener ante una sociedad políticamente madura como la vasca y hastiada de falacias y mentiras mediáticas.

Derivado del factor anterior, emerge así una fuerza que sale a flote por su propia energía interna, que germina desde dentro marcando su ruta y sus ritmos de travesía sin lastres ajenos ni hipotecas de nadie. De este fenómeno de regeneración ha brotado una izquierda abertzale firmemente cohesionada, fortalecida y asentada con una particular solidez en el seno de la sociedad vasca. Una unidad interna del conjunto de la izquierda abertzale que se proyecta hacia la sociedad para dirigirla desde la lucha política y de masas hacia la recuperación de la soberanía nacional y la integridad territorial.

Esta segunda evidencia resulta a todas luces indigerible para el estado, sobre todo porque son perfectamente conscientes de que es un clamor que no pueden arrasar al norte del Ebro por mucha brunete mediática que desplieguen. Por si fuera poco, estamos a las puertas de una contienda electoral que puede sacar a la luz su mentira incluso en términos contables.

A la hora de escribir esto desconozco aun que maniobras emplearán para frenar el paso a la coalición soberanista de izquierdas, Bildu. Lo que está bien claro es que les aterra la foto de la noche del 22 de mayo por lo que supone de entrada en la fase terminal de su España en Euskal Herria.

Si ellas fueran democráticas de verdad y nosotros en verdad estuviéramos derrotados no pondrían objeción alguna a que pudieran presentarse libremente a las elecciones para confirmar su teoría. Pero como no es así, se apuran a mover los resortes que hagan falta en las tramas para sabotear el derecho de los ciudadanos vascos a elegir al candidato que quieran. Lo que tienen es, por tanto, mucho miedo; y mucha rabia, porque su mentira hace aguas.

Siendo el expuesto un esbozo del contexto en el que nos movemos, hay que alertar de que el enemigo no ha abandonado aún la estrategia de tratar de dividir y romper la izquierda abertzale. Es más, hay sectores que centran su ofensiva en ello como única forma de detener el proceso, aniquilar el independentismo y perpetuar la soberanía española sobre territorio vasco.

El incremento que estamos viviendo de la represión en todas sus formas, de la persecución política y las prohibiciones; las detenciones y la profusión de denuncias de tortura; el asunto de las ilegalizaciones o el aumento de la propaganda y la manipulación informativa, pretende sembrar disensiones en el seno de la izquierda abertzale.

Aventuraban que el debate interno en condiciones de clandestinidad, unido al acoso exterior, generarían fuerzas internas incompatibles que provocarían necesariamente la ruptura de la izquierda abertzale y su fragmentación No ha sido como esperaban. Sin embargo, la constatación de que la situación se les ha escapado de las manos y que la izquierda abertzale ha salido más cohesionada y con la credibilidad recuperada les ha impulsado a seguir intentándolo mediante el aumento de la violencia y, paralelamente, desde sus terminales mediáticas, alimentando las posiciones críticas y las intoxicaciones político-policiales.

Así pues, no podemos pasar por alto a la hora de analizar el momento que vivimos que el enemigo no ha renunciado aún al objetivo de fracturarnos y que manteniendo su gestión de la violencia del estado seguirá fomentando la aparición de reacciones no acordes al proceso en el que nos encontramos. Se aferran a ello como a su último aliento.

Quienes gestionan el estado saben del calado de la apuesta de la izquierda abertzale. Tengo también la constatada certeza de que el PSOE está convencido de la profundidad de los movimientos que estamos realizando y de que son sin vuelta atrás. Pero esto que en principio suena tan bien resulta que a la postre no lo es tanto, porque el PSOE se enfrenta a dos miedos por el momento irresolutos. Uno es de presente; el otro, de futuro.

Su miedo al presente parte de la agónica situación en la que se encuentra el Gobierno de Zapatero frente a la ofensiva global del PP que no le está permitiendo reaccionar como debiera ser esperable. No se les aprecia la valentía suficiente como para actuar con responsabilidad y compromiso; se les ve atenazados, sin capacidad de tomar iniciativas con coraje pensando el las próximas elecciones. Parecen noqueados por el presente.

Su miedo al futuro, por contra, es compartido con el PP, pues ambos coinciden en la percepción de que el camino iniciado por la izquierda abertzale y su unidad de acción con otras fuerzas abertzales y de izquierdas abre el camino factible y transitable para que el pueblo vasco recupere su soberanía y pueda elegir libremente su futuro, incluida la formación de un estado.

El unionismo es perfectamente consciente de que ante el discurrir de los acontecimientos en Euskal Herria no tiene alternativa política porque su modelo territorial está agotado y es caótico; es una vía muerta, una fase que tiene que ser superada y que existe una potencia emergente que va a conducir ese cambio de parámetros con la independencia como objetivo.

España ya no es viable en Euskal Herria. Nunca lo fue, pero ahora es el momento de dar el salto del muelle e ir soltando amarras. Ellos se ven acabados y se aferran al pasado como su último recurso a la pervivencia. Prefieren el bloqueo y el conflicto violento porque en él están cómodos desde el músculo del Estado.

Mientas comprueban con impotencia la fuerza de un pueblo que se les escapa, no paran de proclamar que estamos en fase terminal y acabados. No nos pueden dejar como campeones en esta fase. Pero ese es su problema. Ya despertarán.

Nosotros a lo nuestro, al trabajo, sacando adelante cada objetivo marcado y extendiendo nuestra energía hasta el último rincón de Euskal Herria. Tenemos retos inmediatos muy importantes antes de afrontar el meollo de la cuestión del conflicto. Cada cosa a su tiempo.

Pacientes pero perseverantes.

Desde mi celda, ánimo y a ganar!

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo