Crónica | Consumo sostenible
«Póngame la pescadilla en un tupper, que me lo llevo directo al frigorífico»
Poco a poco, el plástico va desapareciendo de los hábitos diarios. O al menos eso se pretende. La última iniciativa en sumarse a la lista de los «gestos sostenibles» se llevó a cabo ayer en las pescaderías del mercado donostiarra de San Martín. A partir de ahora, se impulsará el uso del tupper para llevarse el género a casa, sin que gotee y directo a la nevera.
Oihane LARRETXEA
«-¿Ah, que me dan un tupper?
-Sí, a partir de hoy y durante los próximos seis meses celebraremos una campaña para impulsar su uso en la pescadería.
-Ah, bien. ¿Y qué es lo que tengo que hacer?».
Esta conversación refleja cuál fue ayer el tema de la jornada en las pescaderías del mercado San Martín de Donostia. Y probablemente lo será también hoy y en los próximos días, hasta que los clientes habituales se vayan familiarizando con la iniciativa impulsada por Kutxa Ekogunea. Consiste en el reparto de casi cuatro mil envases de plástico para incentivar a la gente a que los reutilice cada vez que se acerque a comprar.
Donostia se suma así a los municipios en los que ya existe este hábito de consumo, como Hernani, donde la misma campaña arrancó hace poco más de un mes con una acogida muy positiva. También en Bera, aunque en este caso fue un proyecto que surgió a iniciativa de un particular, concretamente de la pescadería Amaleun. Sea en la localidad que sea, el objetivo viene a ser el mismo, según Mikel Insausti, director de Kutxa Ekogunea: «Producir menos basura, ofrecer un servicio más cómodo al cliente, ya que podrá guardar el envase tal cual en la nevera, y reducir los costes que generan la compra de papel y bolsas de plástico».
Los puestos de Coro Sotero, Sola, Nati, Heli, Rosa Mari, Miren y Garrido San Martín, que participan en el proyecto, tenían ayer algo de particular: los envases de intenso color verde que reposaban sobre los mostradores. Nada de papeles que gotean, ni envoltorios por los que asoman las colas de las pescadillas. Mejor en tupper.
Ésa es la filosofía que rige el día a día de Begoña Izagirre, clienta habitual del puesto de Miren Bakeriza. «Hay que traerlo desde casa e implica un pequeño esfuerzo, pero ¿acaso no nos habituamos al uso de las bolsas de tela? Pues con esto igual. Todo depende de la buena voluntad de cada uno», opina esta vecina de Astigarraga.
Con buena voluntad
A punto de estrenar su primer envase verde aguardaban en la cola Begoña y Marisa, vecinas de Añorga y Larratxo, respectivamente. Aunque no podían hablar con conocimiento de causa, ambas se mostraban receptivas porque «todo lo que sea producir menos desechos es bienvenido». El aspecto que más les convence era el de la higiene, «porque, una vez la pescatera mete el genero en el tupper, tú te olvidas». De esta manera, cuando el cliente saca la compra, se ahorra el mancharse con los papeles mojados de pescado que tanto olor desprenden.
Escéptico, aunque no por ello reacio, se mostraba Valentín Arruti, vecino del centro de la ciudad: «Para qué negártelo, por mucho que lo intento siempre se me olvida la bolsa de tela, y con esto del tupper no se yo... prometo que lo intentaré».
Los clientes mostraron tener buena voluntad y estar dispuestos a aportar su granito de arena, pero ¿que se cocía al otro lado del mostrador?
Varios dependientes admitían la buena intención de la campaña, aunque añadieron que el proyecto exige «constancia» al cliente y «paciencia» a ellos mismos, que tendrán que adaptarse al nuevo método. Por ejemplo, en palabras de Miren Bakeriza, «para pesar el pescado en la báscula hasta ahora poníamos un papel en la bandeja», hábito del que tendrán que prescindir «porque, si no, el uso del tupper carece de sentido».
Para Fernando Piñeiro, del puesto Sola, uno de los inconvenientes es el tamaño del envase, porque «una pieza grande, como un buen rape, no entra». O porque si se compra pescado azul y blanco, es mejor no mezclarlos. Aún así, cree que «tarde o temprano nos adaptaremos».
El proyecto de Donostia es sólo el principio, porque en breve se extenderá por Gipuzkoa. En cuanto a la campaña en la capital, se prolongará durante seis meses. Además, la última semana de cada mes se sortearán 50 euros en pescado entre los clientes que compren con tupper, ya sea el que reparte Ekogunea o el que traigan de casa.