El portazo con que el presidente del Congreso recibió ayer a la delegación de Bildu que había acudido a Madrid invitada por ERC e ICV constituye un buen ejemplo de cómo entienden la democracia los mandatarios españoles. Al mismo tiempo, la imagen de los representantes de la coalición abertzale frente a los leones, acompañados por diputados de diferentes colores y tendencias y rodeados por decenas de periodistas, es un llamamiento a la defensa de la libertad de expresión, tantas veces vulnerada por ese estado que ahora pretende cometer un nuevo pucherazo.

José Bono, nacionalista español sin más ideología conocida que su querencia por el poder y la búsqueda del reconocimiento de la derecha extrema, no tuvo empacho en impedir la celebración de una rueda de prensa -justo el Día Internacional de la Libertad de Prensa- a personas, entre ellas precisamente un periodista de larga trayectoria, cuyos derechos siguen intactos y que, sin duda, tienen una visión de la democracia mucho más acorde con el siglo en que vivimos que la del político manchego.

Frente a la censura y la prohibición que promueven los dos partidos mayoritarios en el Congreso español, en el exterior de la sede parlamentaria Bildu hizo una apuesta nítida por la palabra y el diálogo para alcanzar un nuevo escenario y una verdadera democracia.