Los independentistas de Quebec sufrieron el lunes su peor derrota en unas elecciones canadientes, lo que parece posponer indefinidamente los planes para la realización de un nuevo referéndum sobre la independencia de esta nación francófona. La debacle arrastró al líder del Bloc Québécois (BQ), Gilles Duceppe, que no fue capaz de mantener su escaño y ayer presentó su dimisión. Su mismo camino siguió el líder del Partido Liberal (PL), Michael Ignatieff, incapaz igualmente de revalidar su mandato. Ambas formaciones, que perdieron 43 diputados cada una, fueron barridas por la ola naranja del Nuevo Partido Democrático (NPD) que, tras triplicar su representación, se ha consagrado como la oposición oficial al Gobierno de Stephen Harper.

En unos comicios históricos que han transformado completamente el panorama político canadiense, el Partido Conservador (PC) de Harper, se hizo con la mayoría absoluta tras el dramático hundimiento del PL. Según los últimos datos provisionales, el PC obtuvo el 39,7% de los votos, lo que le otorga 166 de los 308 diputados (54%) de la Cámara de los Comunes de Ottawa.

El NPD (31%) se hizo con 102 diputados (66 más), el PL (19%) con 35 (43 menos), el BQ (6%) con 4 (43 menos) y el Partido Verde (PV, 4%) irrumpe con uno.

Tercer triunfo consecutivo

Es la tercera vez consecutiva desde 2006 que Harper gana unas elecciones generales pero la primera vez que logra la mayoría absoluta, y lo ha hecho en la cuarta votación desde 2004. También es la primera vez en la historia del país que los socialdemócratas se convierten en la oposición oficial y que el histórico PL obtiene menos de 40 escaños y pasa a ser el tercer grupo político parlamentario.

Aunque los sondeos pronosticaban la pérdida de apoyo de los liberales y el ascenso de los socialdemócratas, el resultado ha sido más dramático de lo anticipado por los analistas.

El sistema electoral canadiense otorga al partido vencedor en cada circunscripción la totalidad de los escaños en juego, lo que ha favorecido que el NPD haya logrado, gracias a su carismático líder, Jack Layton, un respaldo que supone casi el doble que el mejor resultado obtenido en su historia. Con su tenacidad, su mensaje positivo y su sonrisa, Layton ha despertado el entusiasmo de la ciudadanía.

La otra cara de la moneda, el PL, que ha gobernado Canadá más años que ningún otro partido y ha recibido el mayor castigo de su historia, y el BQ.

En cuanto a la representación parlamentaria por Quebec, el BQ prácticamente ha desaparecido de la noche a la mañana, engullido por el NPD, que obtuvo allí el 43% de las papeletas (58 escaños) y barrió a sus rivales. El BQ, a pesar de haber logrado un respaldo del 23,4%, consiguió sólo dos diputados. Los conservadores son la tercera fuerza en Quebec (16,5%, seis diputados), seguida de los liberales (14,2%, siete escaños). Con su programa social y su fórmula federal de «dos naciones», el NPD ha arrastrado masivamente a los electores decepcionados con el BQ.

«Os dejo, pero otros seguirán»

Hace apenas un mes, el BQ se mantenía en cabeza de las intenciones de voto en Quebec, que cuenta con 75 escaños. Pero el mensaje de cambio de la formación socialdemócrata federalista NPD arrasó en Quebec, en cuya escena política había estado ausente hasta ahora, y barrió a su paso al BQ y a Duceppe.

«Anuncio que abandono mis funciones» al frente del partido, declaró a sus seguidores un conmovido Duceppe, que fue, en 1997, el primer diputado del BQ. «Os dejo, pero otros seguirán hasta que Quebec se convierta en un país», señaló. «Es un shock», admitió una militante del BQ que subraya que esta derrota no significa la muerte de la idea independentista.

La derrota histórica del BQ fue acogida con satisfacción por Stephen Harper, que tiene ahora las manos libres para anclar a Canadá en la derecha.

«Es el fin de una era, es un tsunami político», aseguró Jean-Herman Guay, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Sherbrooke. «Ésta es la peor derrota del movimiento soberanista» desde su primera elección en 1970, agregó.

«El apoyo a la soberanía (independencia de Quebec) se encuentra en un vacío histórico... Es una vuelta al punto de partida», declaró a AFP, precisando, no obstante, que la derrota del BQ en estos comicios no significa para nada la muerte del proyecto independentista.

«La idea de la independencia es como un acordeón, con expansiones y contracciones, y ahora se ha producido una contracción desagradable», añadió.

Quebec ha votado dos veces, en 1980 y 1995, su independencia, opción que salió derrotada en el último referendo por un escaso margen. Las consultas fueron impulsadas por el Parti Québécois cuando ostentaba el poder en Montreal.