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Europa fortificada y reh�n de su pasado

En medio de la �Primavera �rabe�, una ret�rica populista y antiinmigraci�n recorre Europa present�ndose electoralmente como caballo ganador por el cual pol�ticos como Sarkozy y Berlusconi apuestan con fuerza. La Comisi�n Europea, haci�ndose eco de sus propuestas -y de sus presiones-, present� ante el Parlamento una proposici�n que supondr� que un principio b�sico y uno de los logros m�s remarcables de la integraci�n europea, la libertad de movimiento, sea impunemente desmantelada. O que sea deseable si exclusivamente la disfrutan los blancos europeos. El restablecimiento de check-points interiores para el control de identidades, un sistema de �entrada-salida� para los no comunitarios o el fortalecimiento del Frontex como guardia fronteriza est�n en el men�.

Una propuesta para una Europa que ya tiene todos los frentes abiertos, dividida sobre el pacto del euro o la guerra en Libia. Una Uni�n que proyecta un formidable sentimiento de impotencia y como maquinaria que federa los intereses m�ltiples y contradictorios de los estados nunca ha conseguido diluir los ego�smos de �stos. Nadie quiere dejar el control de sus fronteras, pero todos quieren cierto control de las fronteras de otros.

Una concepci�n diferente de una Europa de los pueblos deber�a emerger construida como un espacio permeable, abierto a nuevas conexiones y realineamientos y con potencial para desarrollar una nueva visi�n sobre su futuro en una era de migraci�n, en un mundo de cultura cada d�a m�s globalizada. Europa no puede ser eternamente reh�n de su pasado, atrincherada, fortificada e incapaz de soltar sus amarras chauvinistas e imperiales. Las decisiones auspiciadas por Sarkozy o Berlusconi dibujan las bases de un nuevo acuerdo sobre las reglas del juego europeo. Llevar� tiempo hacer que esas reformas se conviertan en ley, un tiempo para que quienes creen que otra Europa es posible hagan o�r sus voces de disenso, contesten a la deriva que puede arruinar ese ideal. Definitivamente, Europa necesita ser salvada de s� misma.

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