GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA

Bilbo afronta cuatro años claves para su futuro

Bilbo afronta cuatro años claves para su futuro, en los que su Consistorio deberá tomar decisiones transcendentales, en las que los grandes olvidados de los políticos municipales, los vecinos, piden ser escuchados. Las ofertas electorales, excepto Bildu, apuestan por el continuismo y fiel reflejo de ello son sus candidatos.

p006_f01_181x104.jpg

Agustín GOIKOETXEA

Bilbo se ha transformado en los últimos tres lustros gracias a una impresionante renovación urbanística, en la que el Museo Guggenheim es su más destacado icono. Este modelo, vinculado a la obtención de millonarias plusvalías, está en cuestión tras el desplome brutal del mercado inmobiliario. Los políticos lo saben, las cuentas ya no salen y aunque sean incapaces de verbalizarlo en público y lo hagan en consejos vetados a la mayoría, la verdad es que las operaciones de Zorrotzaurre o Garellano se han ralentizado.

Quienes no han tenido ningún complejo en pronunciarse ha sido el renovado movimiento ciudadano del Botxo. «El modelo de desarrollo de una ciudad de servicios o ciudad escaparate, con grandes y suntuosas infraestructuras financiadas con las plusvalías de la recalificación de suelo público y la construcción y venta de viviendas, se acaba», han sentenciado en un extenso análisis la Federación de AAVV. Además, consideran que «ésta es la oportunidad de los barrios para convertirse en lugares con unos equipamientos dignos y con mayor calidad de vida para los ciudadanos».

El divorcio entre políticos y movimiento social se ha acrecentado en los últimos ocho años, en los que la opción de la izquierda abertzale ha estado excluida y era el referente de una parte importante de los colectivos. En esta coyuntura resulta curioso que las políticas del jeltzale Iñaki Azkuna, tachadas de «autoritarias» por sus detractores, han conseguido recuperar a las maltrechas asociaciones vecinales, dotándolas de «argumentos para luchar».

A sus 68 años, con una trayectoria en cargos políticos que se remonta tres décadas atrás, el médico metido a político de perfil conservador se resiste a la retirada, a pesar de una salud frágil, consciente de que el PNV no dispone aún de un cabeza de cartel capaz de atraer votos de los caladeros de la derecha españolista y del PSE.

Pocas novedades programáticas

No hay grandes novedades en el programa jeltzale, que considera un logro la reducción del endeudamiento. Su oferta es la gestión y otros banderines de enganche como la seguridad ciudadana, sin ningún viraje hacia la cultura popular y euskaldun, y con toques de costumbrismo que rayan el ridículo.

Iñaki Azkuna, si no hay sorpresas, tal y como apuntan los sondeos, necesitará pactar y su opción preferente, aunque se resistan ambos a confesarlo, es el PSE, a pesar de que es pública y notoria la falta de sintonía personal con su candidato, Txema Oleaga. Tampoco queda descartado el respaldo del PP, cuya aspirante a la Alcaldía, Cristina Ruiz, ha manifestado que PNV, PSE y ellos están «obligados a llegar a acuerdos».

Uno de los banderines de enganche de la campaña de la derecha española han sido las personas migrantes. Resulta preocupante que se quiera regular la instalación de mezquitas lejos de áreas residenciales, o que PNV, PP y PSE hablen de controlar el fraude de las ayudas sociales, en vez de hablar de ampliar su cobertura a un mayor número de vecinos desprotegidos víctimas de la crisis.

Azkuna no parece tener muy claro el escenario a partir del 23 de mayo. El viernes, en el coloquio del Fórum Europa-Tribuna Euskadi, descartó pactos con Bildu. «Si un señor no está de acuerdo conmigo en el Tren de Alta Velocidad, en Zorrotzaurre, en mejorar la Ría, en ampliar el tranvía, en hacer el Mercado de la Ribera, en hacer un nicho de empresas en Zorrotza, en abrir la Supersur, o en la educación y en la sanidad, cómo voy a pactar con él», manifestó.

Ayer, en los Desayunos de TVE, se mostró prudente ante las encuestas, que han llegado a apuntar a que el PNV se hará con catorce actas de concejal -una más que ahora y rozando la mayoría absoluta-, declarando que «es un regalo envenenado». Ahora, asegura que está dispuesto a pactar con el PSE, el PP, con Bildu, con EB, «con cualquier con el que consiga un mínimo de programa».

Con la coalición no tiene grandes coincidencias, partiendo de que el PNV, en opinión del abogado Txema Azkuenaga, «está construyendo un Bilbo de dos velocidades, en base a un modelo profundamente autoritario y neoliberal». Su apuesta es por una gestión municipal distinta, «en la que la participación ciudadana resulte imprescindible».

Con 27.160 parados a final de febrero, a Bildu le parece «inaceptable» que uno de los proyectos estrella sea aportar 121 millones de euros para financiar San Mamés Berria, que costará inicialmente 218 millones. «No lo consideramos prioritario, especialmente en estos momentos de crisis, en relación a otras necesidades sociales que verían reducida su financiación», argumentan.

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo