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Garbiñe Aranburu Irazusta Miembro del Comité Ejecutivo de LAB

La patronal no pierde comba

Quieren imponer un nuevo modelo de relaciones laborales. Se precariza el mercado laboral y se da mayor poder a la patronal quitando instrumentos al sindicalismo de confrontación para que siga defendiendo los intereses de las y los trabajadores, debilitando de esta manera a la clase trabajadora

La patronal lo tiene claro, no hay contexto económico que no se pueda aprovechar para sacar ventajas. Las diferentes declaraciones públicas, en los últimos días por parte del SEA o CEBEK no dejan lugar a dudas. Siguen al ataque.

La crisis la sigue pagando la clase trabajadora. El desempleo o la desprotección social son un problema para la mayoría social del país. No así para el capital. La crisis más que un problema es una oportunidad para salir fortalecido. En un contexto de crisis, inseguridad y de alarma social, les resulta más fácil seguir profundizando en la misma dirección que hasta ahora.

Todas las medidas favorecen al capital. Se trata de reducir derechos laborales y sociales para que sigan manteniendo los márgenes de beneficio.

Ya han conseguido la reforma laboral y la de pensiones. Quieren más y más, son insaciables. La patronal está muy envalentonada y va a por todas. Tienen muchas cosas a su favor.

Hay responsabilidades políticas que han fomentado con sus políticas monetarias, sociolaborales y fiscales que nos encontremos en la actual situación. La prioridad de la clase política ha sido garantizar las necesidades de esa élite económica. El Gobierno y las diferentes instituciones les dan todo lo que piden y hay dos sindicatos, CCOO y UGT, que han optado por no confrontar con la patronal.

Estamos en campaña electoral y las élites económicas, que son las que realmente mandan, siguen lanzando mensajes, como es el caso de Emilio Botín, que les dice a los empresarios que no merece la pena llegar a un acuerdo en la negociación colectiva si no van a conseguir todo lo que quieren. Que en caso de desacuerdo, el Gobierno ya les dará todo lo que necesiten.

Todos los partidos políticos hablarán de la crisis y del desempleo. Pero pocos propondrán medidas en favor de la clase trabajadora. No nos despistemos a la hora de elegir a las y los representantes, elijamos a las y los que vayan a desarrollar políticas públicas en nuestro favor. Hasta ahora nadie lo ha hecho.

Ahora resulta que los niveles de paro son debidos a que el mercado de trabajo es demasiado rígido. Se les está llenando la boca con la necesidad de un nuevo modelo de relaciones laborales más flexible. ¿Rígido? Con un nivel de eventualidad inaceptable que sirve de colchón para destruir empleo a coste cero, con una reforma laboral que les permite despedir libremente y muy barato, con una regulación que hace que todos los ERE sean aprobados... ¡Tienen mucha jeta!

Sin renunciar a todo esto, quieren más y lo quieren conseguir en la reforma de la negociación colectiva:

Manos libres en las empresas para desregular lo pactado en ámbitos superiores, para modificar las condiciones laborales y salariales en función de sus necesidades y sin intervención de los sindicatos.

Ligar salarios y productividad, en definitiva, reducir los salarios para mantener los niveles de competitividad y beneficio. Ahora se ataca a los salarios. Hay que seguir defendiendo subidas salariales por encima del IPC. Bajando los salarios hay menos consumo y la economía se detrae.

Eliminar la ultractividad y en cada negociación empezar de cero. Reivindicación histórica de la patronal y un gravísimo retroceso. Supone cambiar por completo las reglas actuales de la negociación colectiva.

Centralizar la negociación colectiva, dando más poder a CCOO y UGT, e intentando neutralizar de paso a la mayoría sindical de este país.

Resumiendo, quieren imponer un nuevo modelo de relaciones laborales. Se precariza el mercado laboral y se da mayor poder a la patronal quitando instrumentos al sindicalismo de confrontación para que siga defendiendo los intereses de las y los trabajadores, debilitando de esta manera a la clase trabajadora.

LAB, y muchas y muchos trabajadores, no están dispuestos a resignarse ante la situación. Hay alternativa, vamos a luchar por ello. Es el debate social que se evita y que hay que hacer.

No se puede hablar de las necesidades de flexibilidad de las empresas sin hablar de seguridad para las y los trabajadores. Del derecho que tienen a unas condiciones laborales y salariales dignas, así como a una protección social que cubra sus necesidades.

Hay que hablar de propuestas concretas para generar empleo digno, de subidas salariales dignas, de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, del derecho a la salud laboral, etc. Y hay que impulsar otro tipo de políticas públicas desde las instituciones, otra política fiscal para ir construyendo otro modelo económico y social.

Euskal Herria no dispone de capacidad legislativa ni competencias para abordar en su totalidad estas cuestiones. El marco jurídico actual no responde a nuestras necesidades y todos estos debates se deben abordar desde el derecho que tenemos a decidir nuestras propias políticas sociolaborales.

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