GARA > Idatzia > Iritzia> De reojo

Raimundo Fitero

El delito

La presunción de inocencia es universal y hay que ser todo lo prudente que recomiendan las circunstancias sobre el asunto de la detención de Dominique Strauss-Kahn, director-gerente del Fondo Monetario Internacional, acusado de agresión sexual, intento de violación, entre otros cargos, a una camarera del hotel donde se hospedaba. No solamente se le puede otorgar durante un buen rato el beneficio de la duda en este asunto sin aclarar, sino que se puede entrar en el juego de las sospechas de que le hayan preparado una trampa, provocación o manipulación ya que debía ser conocida de manera muy abierta su afición a relacionarse con las mujeres, cosa que no es reprochable en ningún caso, siempre, claro está, que sea con consentimiento mutuo.

El tratamiento mediático del caso no ayuda a la tranquilidad. La trascendencia de influencia política del suceso como efecto colateral, tampoco es desdeñable. La narración facilitada por la policía entra dentro de lo que en las ficciones se produce como prueba de la cohabitación entre los asuntos políticos y policiales en demasiadas ocasiones y por cuestiones inconfesables. Es más, aumenta la situación de extrañeza que se cuente inmediatamente conocido el incidente que Sarkozy le hubiera recomendado a su contrincante político, «no te metas con una becaria tú solo en una ascensor que en América son muy serios con estas cosas», o que aparezca una periodista que ahora se plantea denunciarle por un acaso que se produjo hace un tiempo y que, según nos cuentan, no lo denunció porque su madre, la de la periodista, es un cargo político del partido socialista francés, al igual que el reconocido como DSK.

Y es aquí donde la confusión crece, porque este señor parece ser que era el candidato del los socialistas franceses para la presidencia de la República, y además de este cargo tan poco socialista, en entidad tan capitalista y tendenciosamente insolidaria, resulta que el suceso que le ha llevado a ser una noticia global sucedió en un hotel cuya habitación cuesta tres mil dólares la noche. Esto sí que es un delito. Aquí no existe la presunción de ningún tipo. Es inmoral, un robo, un abuso. ¿No le da vergüenza?

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo