Crónica | Elecciones en Catalunya
La pérdida de Barcelona simboliza la caída del partido socialista
Las elecciones se prevén muy interesantes en Catalunya, teniendo en cuenta el mapa político y los intereses en diferentes partidos por llegar al poder. He aquí un resumen de lo que pueden llegar a dar los comicios en territorio catalán.
Alberto PRADILLA
Ni siquiera el tijeretazo social que ha emprendido Artur Mas durante sus primeros seis meses al frente de la Generalitat ha puesto en verdadero peligro la previsible victoria convergente en Barcelona. Xavier Trías, candidato de CiU, está a un paso de hacer historia. El próximo domingo, en su tercer asalto al Consistorio, este pediatra que llegó a ser uno de los pesos pesados de los últimos gobiernos de Jordi Pujol podría convertirse en alcalde de la ciudad condal y escenificar el hundimiento de la rosa (que hace tiempo que no tiene puño), no solo en Catalunya, sino en todo el Estado. Todas las encuestas apuntan a un mismo resultado: los socialistas catalanes perderán la capital que llevan gobernando desde hace 32 años. Ahora, queda por saber quién será el socio en el que se apoye Trías. Tiene todas las opciones abiertas, aunque su opción preferida podría ser una imitación del modelo con el que Mas ya gestiona el Govern: un equipo en minoría con pactos puntuales. Si no hay acuerdos, la lista más votada llega directamente al gobierno, lo que facilita esta posibilidad.
Mientras, el resto de formaciones que aspiran a lograr representación (PP, ICV y Unitat, que une a ERC, Reagrupament y a Joan Laporta, que rompió Solidaritat para sumarse a esta iniciativa) juegan a reivindicar su papel como apoyos tanto para Trías como para un posible Tripartit municipal.
«No hay un solo ejemplo en Barcelona de recorte en política social», proclamó Jordi Hereu, el candidato del PSC que aspira a la reelección, durante un debate celebrado la semana pasada junto a otros cinco candidatos. Centrarse en el tijeretazo social emprendido por la Generalitat desde la llegada al poder de CiU se ha convertido en el principal argumento de un cabeza de lista que, al menos, ha logrado recortar la enorme distancia que le separaba de Trías según todas las encuestas. No se puede olvidar que más de 250.000 personas salieron a la calle hace una semana contra los recortes en Sanidad y Educación emprendidos por el Govern, que ha pisado el acelerador en sus políticas neoliberales. Por eso, los socialistas tratan de impulsar su imagen de contrapeso a la tijera convergente. A su favor cuentan con los datos que avalan una gestión que ha incidido en la cohesión entre los diferentes barrios. Aunque en cuestión de libertades públicas han impuesto un modelo que apenas se diferencia de las propuestas conservadoras, convirtiendo a Barcelona en el exportador de las normativas de civismo que han recortado los derechos de los ciudadanos a la hora de utilizar la calle.
Los casos de corrupción que han salpicado al PSC en barrios como Ciutat Vella no ayudan a mejorar la imagen de una formación en declive. Aunque también hay cargos de CiU imputados por meter mano al erario público y esto no ha supuesto un problema para las expectativas electorales ni de Artur Mas ni de Trías. La mayoría de los sondeos publicados durante la última semana dan la victoria al convergente por dos escaños (14 concejales frente a 12 del PSC, según el CIS). Así que los pactos a posteriori se han convertido en el tema central de los comicios. Y la posibilidad de un gobierno de derechas entre CiU y PP es el argumento principal de Hereu a la hora de movilizar a su electorado. «CiU es la puerta de entrada del PP al Ayuntamiento de Barcelona», ha sido una de las advertencias lanzadas por su candidatura.
Curiosamente, los populares han escondido la bandera española para centrarse en la inmigración, con un discurso que cada vez se acerca más al de Josep Anglada, el líder de la ultraderechista Plataforma per Catalunya.
Frente a la opción derechista, un tripartit formado por PSC, ICV y Unitat se perfila como la alternativa, siempre que los números lo avalen. Aquí el interrogante es saber cuál será la posición de Unitat; esta iniciativa, encabezada por Jordi Portabella, trataba de anticiparse a la pérdida de escaños que preveían las encuestas. Probablemente, podrán estar satisfechos si mantienen sus cuatro concejales. Aunque lo que pierden en Barcelona lo ganan de cara al Principat, ya que la gran victoria del candidato republicano es lograr la ruptura de Solidaritat. Joan Laporta, su principal estrella mediática, ha pasado al grupo mixto en el Parlament, después de que sus compañeros de coalición rechazasen la alianza con ERC para el Consistorio. En el campo soberanista, una de las principales novedades es la presencia de la CUP (Candidatura de Unitat Popular) que se presentan por primera vez en Barcelona pero que tienen prácticamente imposible obtener una representación.
Después de 32 años de gobiernos del PSC, la derrota en Barcelona dará paso a la guerra interna en las filas del partido. Las distintas familias se envainaron las espadas tras la derrota de José Montilla. Todos optaron por una tregua tácita para no perjudicar las municipales. Pero todavía queda pendiente la sucesión al frente del PSC, que celebra congreso en otoño. Una cita clave teniendo en cuenta que buena parte de los votos que recibe el PSOE en el Congreso español llegan desde el Principat.