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Yemen suma todos los ingredientes para eclosionar en una guerra civil

La frágil tregua entre el régimen y la principal confederación tribal yemení saltó ayer en pedazos y los combates volvieron al norte de la capital, Sana´a. En la segunda ciudad del país, Taez, la Policía reprimió a tiros los intentos de la oposición de reorganizar la acampada en la Plaza Libertad. En el sur, los combates contra un grupo alineado con Al-Qaeda y que había tomado bajo control la localidad de Zinjibar dejaron un rosario de muertos, ataques y ermboscadas.

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Todos los ingredientes para la eclosión del frágil Estado yemení y para el estallido de una guerra civil abierta están sobre la mesa del país más empobrecido del mundo árabe.

En la capital, la frágil tregua entre la confederación tribal de los Hashid y el régimen se rompió en la madrugada de ayer.

En Taez, segunda ciudad del país y antigua capital, la Policía intentaba impedir por todos los medios, incluido fuego real, que la revuelta volviera a hacerse fuerte en la Plaza de la Libertad, la primera que se erigió en el país al calor de las revueltas iniciadas en Túnez y en Egipto.

En Zinjibar, en el sur del país, combatientes islamistas ligados a Al-Qaeda atacaron un cuartel militar y perpetraron un atentado suicida contra el Ejército.

La ruptura de la tregua entre el régimen del presidente, Ali Abdallah Saleh, y la tribu de los Hashid dio paso a los combates más encarnizados que se recuerdan en mucho tiempo en Sana´a. Tras cuatro días de relativa calma, al menos siete combatientes a las órdenes del jeque tribal Sadek al-Ahmar murieron en los combates. El régimen no ofreció balance alguno sobre bajas en sus tropas aunque acusó al jeque Al-Ahmar de haber roto la tregua asegurando que sus combatientes tomaron al asalto la sede del partido del presidente Saleh y la de la compañía de aguas. Por contra, fuentes próximas al líder tribal acusaron al régimen de haber reabierto las hostilidades al reanudar los bombardeos contra su residencia habitual en Sana´a.

Una columna de humo negro se elevaba de la residencia y era visible desde muchos puntos de la capital yemení.

Los enfrentamientos registrados entre ambas partes durante la pasada semana dejaron un saldo provisional de un centenar de muertos. La confederación tribal de los Hashid cuenta con miles de combatientes bien armados, sin olvidar sus alianzas y ascendiente sobre otras tribus de Yemen.

Coincidiendo con la irrupción del factor tribal en la crisis, el régimen parece decidido a ahogar en sangre las protestas populares pacíficas que exigen de desde enero de forma multitudinaria -aunque en realidad comenzaron hace años- el derrocamiento de Saleh y la implan- tación de una democracia política, social y económica.

Al menos siete manifestantes murieron ayer baleados por la Policía, que intentaba evitar a toda costa cualquier conato de protesta o manifestación contra el régimen un día después de que el desalojo de la acampaña de la Plaza Libertad acabara en un baño de sangre.

En un intento de disuadir a pequeños grupos de manifestantes, que intentaban regresar a la plaza, las fuerzas fieles a Saleh no dudaron en disparar a matar. Se registraron también muertos en los controles instalados en los accesos a la ciudad, antigua capital de Yemen y principal urbe económica del país.

Testigos informaron de un impresionante despliegue en los alrededores de la plaza central, que se había convertido en el símbolo de la revuelta.

La alta comisaria de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, aseguró disponer de informaciones, no plenamente verificadas, según las cuáles más de medio centenar de personas habrían resultado muertas durante la represión desatada el domingo en Taez.

La jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, se mostró «impresionada» por el uso de la fuerza en Taez e instó al presidente Saleh a firmar «sin retraso» el plan de salida ordenada de la crisis propuesto por las cleptocracias del Golfo y que prevé su abandono del poder a cambio de la inmunidad.

«Ya es hora de que, sin nuevas excusas y dilaciones, firme y ponga en marcha la oferta de mediación del Consejo de Cooperación del Golfo», señaló Ashton en un comunicado.

Salida «de rositas»

Sorprende, a estas alturas, la insistencia de los líderes occidentales en que Saleh se vaya del poder «de rositas», lo que contrasta, en todo caso, con su intransigencia a la hora de reaccionar a propuestas similares de mediación de otros agentes, como la Unión Africana, en torno a la Libia de Gadafi.

Sorpresa relativa, si tenemos en cuenta que las revueltas en la Península Arábiga han merecido desde sus inicios un tratamiento mucho más templado por parte de Occidente que las registradas en otros lares.

A ello hay que sumar que el presidente Saleh ha sido estos años un fiel aliado en la lucha de EEUU contra Al-Qaeda, concretamente contra la sección arábiga de la red.

Un fantasma que ha resurgido estos días en el sur del país, con la toma de Zinjibar por un grupo yihadista.

Seis soldados murieron ayer en un ataque a un cuartel militar en la región. Otros cinco cayeron horas más tarde en un atentado suicida contra un vonvoy militar en los accesos a la localidad. Dos soldados más sucumbieron ayer a sus heridas tras ser atacados el lunes.

Bahrein ahonda la brecha entre diferentes

El régimen bahreiní derogó ayer el estado de excepción y comenzó a retirar los blindados de la capital, Manama, pero la represión persiste y ha logrado, además, ahondar en la fosa entre la mayoría chií y los suníes, lo que hace prácticamente imposible una eventual reconciliación.

Con cientos de chiíes y militantes de izquierda en prisión, el régimen está despidiendo de la administración a todo sospechoso de simpatizar con la revuelta.

El régimen ha logrado imbuir a parte de la minoría suní la teoría del complot iraní, y de paso justificó la entrada en el país del Ejército saudí.

Las relaciones entre chiíes y suníes nunca han sido buenas y degeneraron en violencias en los años noventa antes de un proceso de reconciliación nacional.

Nabil Rajab, un militante chií, asegura que la represión «ha ido esta vez demasiado lejos y ha alcanzado a familias chiíes apolíticas e incluso favorables al régimen». Un dirigente opositor coincide en que la represión ha tomado tintes de «venganza tribal» y en que el régimen «no ha pensado en el día de mañana, cuando necesite un interlocutor para el diálogo político». «Vamos hacia una grave crisis», sentencia Rajab. GARA

Gadafi confirma a Zuma que no dejará Libia, pero se muestra abierto al diálogo

El coronel libio, Muamar al-Gadafi, confirmó el lunes al presidente sudafricano, Jacob Zuma, que no está dispuesto a dejar Libia, «pese a las dificultades», pero reiteró su disposición a un alto el fuego y a la apertura de negociaciones para una salida política.

«(Gadafi) manifestó su enfado con los bombardeos de la OTAN, que entre otros han costado la vida a su hijo y nietos y que siguen causando destrucción de propiedades y acabando con vidas», agrega el escrito de la Presidencia de Sudáfrica.

El ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, afirmó desde Bengasi que el régimen de Muamar al-Gadafi «se ha acabado» y destacó que el coronel no tiene otra alternativa que abandonar Libia.

Frattini inauguró ayer un consulado italiano en la capital de los sublevados y anunció que un cónsul llegará en los próximos días a la segunda ciudad libia. «El régimen de Gadafi ha terminado, debe dejar el poder y debe abandonar el país», reiteró con insistencia.

Pese a su convencimiento de que Gadafi estaría acabado, el ministro italiano instó a mantener la presión militar contra el régimen. Una presión que incluye una guerra de nervios y una abierta guerra de propaganda. En este sentido, mientras algunas fuentes elevaban a 120 los oficiales que habrían desertado en los últimos días, la agencia AFP los redujo a ocho, aunque confirmó que entre ellos se hallan cinco generales del Ejército libio.

Todo vale para la OTAN en su objetivo. El coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU para Libia, Panos Moumtzis, advirtió de que la escasez de suministros de alimentos y medicinas en algunas zonas de Libia fieles al régimen, es una «bomba de relojería», ya que en algunos casos podrían durar sólo semanas. El Gobierno libio está utilizando sus reservas pero no puede suplirlas debido a las sanciones. GARA

La amnistía general en Siria llega «muy tarde» para la oposición

El presidente sirio, Bashar al-Assad, decretó una amnistía general, que incluye a todos los detenidos políticos hasta ayer, entre ellos los miembros de los Hermanos Musulmanes.

Los portavoces de la revuelta, reunidos en la ciudad balneario turca de Antalya, calificó el anuncio del régimen sirio de «insuficiente» y que «llega demasiado tarde».

En paralelo, un dirigente del partido Baath en el poder anunció ayer que en 48 horas se creará una comisión para el diálogo nacional «con todas las sensibilidades políticas».

Mohammad Saïd Bkheitane, número dos del partido, rechazó que encima de la mesa esté la derogación del artículo constitucional que garantiza la supremacía del Baath, e instó a la oposición a vencer en las urnas para llevar adelante esa reforma.

Mientras tanto, un hotel de cinco estrellas de la ciudad costera de Antalya acoge hasta el viernes a 300 portavoces de la revuelta.

Sobre el terreno, se registraban enfrentamientos armados en Rastan, cerca de Homs.  GARA

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