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análisis | LA PLANIFICACIÓN DE LA PRÓXIMA TEMPORADA DE LA REAL

Se confirma que el timón de la Real está en buenas manos

A la espera de la confirmación del fichaje de Philippe Montanier como nuevo entrenador de la Real, las decisiones adoptadas en las últimas semanas y los argumentos expuestos por Loren que han llevado a tomarlas confirman que el club avanza en la buena dirección. Desde la prensa francesa y desde el entorno del Valenciennes se da por seguro que Montanier vendrá a la Real y ya le buscan un sustituto. Es la primera opción, pero mientras no rompa el contrato el club no cierra otras vías.

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Joseba ITURRIA

Loren confirmó el lunes que la Real sigue el rumbo correcto pese a que algunas decisiones no sean populares. Tampoco lo era el 20-D en 2008 cambiar la dirección y evitar que el club naufragara. Por eso lo más positivo es que los que toman decisiones en la Real no mueven el timón en función de las olas, que como vienen se van, sino de lo único que ha dado resultados siempre.

No es bueno que un director deportivo entre a argumentar con tantos detalles las decisiones que se adoptan porque puede traducirse en polémicas con los afectados que no benefician al club, pero esta vez era necesario demostrar que las decisiones se toman con un criterio claro.

La principal decisión es la sustitución de Lasarte. Desde la prensa francesa y en el entorno del Valenciennes se da por seguro que Philippe Montanier vendrá junto con su ayudante, Michel Troin, y que no habrá problemas para romper el año de contrato que le queda. Esa es la conclusión que sacan de la reunión del lunes con su presidente, aseguran que el acuerdo iba a llegar en base a renunciar a lo que le queda por cobrar y que el Valenciennes busca ya un sustituto. Pero, mientras haya contrato, hay que mantener la prudencia porque la Real no puede pagar su cláusula. Montanier es la primera opción de Loren y él quiere venir, pero hasta que no logre romper el contrato el club blanquiazul no cierra otras vías.

Era imprescindible un cambio de entrenador a pesar de que es obligado reconocer que el fichaje de Lasarte fue un acierto y que ha cumplido los objetivos deportivos marcados. Tan obligado resulta admitir sus méritos como sus defectos. Es un entrenador que no responde ahora a lo que necesita la Real, valentía para apostar por los jóvenes y trabajo táctico con ellos para formar un bloque difícil de batir en el plano defensivo. La Real tenía que cambiar de entrenador o de plantilla y de política deportiva. Y es ilógico cuestionar la filosofía que ha dado siempre éxitos a la Real tras dos temporadas en las que con un equipo basado en jóvenes de la cantera ha quedado campeón de Segunda y habría acabado noveno de ganar en el último partido al Getafe. Si la Real está en Primera es gracias a su cantera, que en una grave crisis le ha dado unos jugadores de gran calidad y un grado de compromiso que ha permitido salvar el peor momento de su historia.

La Real no puede gastar este año cuatro millones como el pasado en traspasos de jugadores y gastar otro tanto en Zubieta. Debe elegir entre una cosa o la otra y para rentabilizar su cantera es necesario un entrenador que confíe en los jóvenes y que trabaje duro con ellos para que den el máximo rendimiento en el menor tiempo posible.

Montanier responde a la perfección al perfil de entrenador que necesita la Real. Es bueno que llegue alguien con la mente limpia para que la plantilla parta de cero. Con Lasarte unos se sabían titulares y otros suplentes y daba igual lo que hicieran unos y otros. Ahora llega un entrenador al que todos deberán intentar convencer. Y tanto a Montanier como a su ayudante les gusta trabajar con jóvenes. Además su trayectoria como entrenador es muy positiva. En cinco años llevó al modesto Boulogne de la cuarta categoría francesa a la Primera y en dos en el Valenciennes ha logrado el mejor puesto de sus últimos 30 años, el décimo, y un duodécimo, cuando tiene uno de los presupuestos más bajos.

Además su estilo de juego, más basado en la posesión del balón, se adapta mejor a las características de los jugadores de la Real y a las de Anoeta. El juego de los últimos años abusaba de balones largos a los jugadores más adelantados, rompía el equipo y obligaba a jugar con poca posesión de balón, con efectos negativos en defensa.

La Real tiene jugadores en el centro del campo para practicar ese estilo de juego. Elustondo, Illarramendi y Aranburu son jugadores de gran talento y calidad para jugar de otra manera. La clave está en que Montanier sea capaz de dar la confianza que le ha faltado al primero y las oportunidades que se le han negado al segundo. La Real no debe fichar más medios centros, Rubén Pardo apunta una gran proyección desde abajo y Ros y Albistegi son jugadores que también se merecen hacer la pretemporada con el primer equipo. Y luego, como dijo Loren, deben responder a la confianza que se tiene en ellos.

En el trabajo defensivo también acertó Loren al recordar que la inseguridad, la desconfianza y los errores tácticos se pueden corregir con un trabajo táctico colectivo que permita que estén mucho más juntos y tomen decisiones correctas.

Lo que más se puede discutir a Loren son los argumentos para no fichar a Barkero. Si un jugador interesa a la dirección deportiva, quiere venir y no necesitaba de un pago de traspaso, no se le puede dejar en bandeja a un rival en la lucha por la permanencia porque no se quiera fichar a ningún jugador hasta definir quién es el técnico.

Es un criterio que se puede entender porque la Real tiene 23 jugadores con contrato en la primera plantilla para la próxima temporada -sin contar a Sarasola- y apenas hay margen para fichajes y para realizarlos es importante la valoración del técnico. Pero no se puede perder un jugador por esto, aunque incluso este criterio discutible sirve para sentir que el club está en buenas manos y se ha fijado unos criterios claros que, si no se abandonan, darán a la Real la estabilidad que le ha faltado.

Para que un club tenga estabilidad no debe estar un entrenador diez años en su puesto, basta que la Real esté en Primera sin gastar lo que no tiene. Bastante positivo es que no se haya destituido a ningún entrenador en las tres últimas temporadas. Hay que saber cuando deben terminar los ciclos de los técnicos. Y los últimos meses de Lasarte, que no ha estado en ningún club más de dos años, denotaban que su fórmula se agotaba y muchos de los que piden su continuidad ahora son los que exigirían su sustitución en caso de seguir. Pero esas son las secuelas de una guerra en la que algunos se alinearon con el bando equivocado que llevaba a la deriva a la Real y siguen sin aceptar que un buen día unos señores arriesgaron mucho por dar el golpe de timón que necesitaba la Real. Y a pesar de los éxitos, siguen sin perdonárselo.

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