GARA > Idatzia > Mundua

El FMI tiene asegurada su victoria en las elecciones portuguesas

Gane quien gane hoy las elecciones legislativas en Portugal, el Fondo Monetario Internacional tiene asegurado que llevará a cabo su plan de recortes, ajustes y reformas económicas, pactado con anterioridad y suscrito por las principales fuerzas del país. Sólo los partidos de izquierda se oponen al mismo. En este contexto, los portugueses se acercan a las urnas entre el malestar y la desilusión.

p026_f01-148x144.jpg

GARA |

Maria Cecilia da Silva, una jubilada de 76 años ve pasar una caravana electoral del hasta ahora gobernante Partido Socialista y dice que no sabe a quién creer ni comprende «por qué hablan mal unos de otros si todos han firmado lo mismo».

De hecho, cualquiera que sea el resultado de las elecciones legislativas en Portugal, la prioridad absoluta del próximo gobierno será poner en marcha sin delación el duro programa de recortes y reformas económicas negociadas con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional cambio de una ayuda de 78.000 millones de euros.

«El país se enfrenta a tres grandes desafíos: en primer lugar, aplicar el programa, en segundo lugar, aplicar el programa y en tercer lugar, aplicar el programa», resumió la semana pasada el ministro de Finanzas saliente, Fernando Teixeira dos Santos. «Cualquiera que sea el vencedor de las elecciones, no tendrá ni tiempo de sentarse», advirtió el ministro.

Los principales partidos portugueses se comprometieron a respetar el acuerdo firmado por el gobierno que dimitió hace dos meses y sólo la izquierda se ha opuesto .

Después de un mes resistiéndose a pedir una ayuda internacional, Portugal se convirtió en abril en el tercer país de la zona euro rescatado, después de Grecia e Irlanda.

El acuerdo con la UE y el FMI fue negociado con urgencia, sin esperar el resultado de las elecciones legislativas anticipadas, y a cambio Portugal ha recibido 12.600 millones de euros para poder devolver unos 7.000 millones de deuda e intereses que expiran a mediados de este mes. Pero la condición es que el nuevo gobierno se ponga a trabajar lo más deprisa posible para conseguir a final del año una reducción del déficit público del 9,1% del PIB al 5,9%, lo que representa un recorte de 5.700 millones de euros. El Ejecutivo también deberá acometer importantes reformas estructurales para dinamizar una economía que prevé contraerse en torno al 2% tanto en 2011 como en 2012. Las medidas fundamentales, como bajadas de salarios, aumento de impuestos y supresión de ayudas sociales, ya han sido adoptadas por el Gobierno saliente.

Más recortes

Pero para el FMI no es suficiente y una delegación de este organismo se encontraba ya en Lisboa a principios de semana para preparar la primera misión de evaluación de la «troika» (UE, BCE, FMI), que se espera para finales de julio. Desde ahora y hasta entonces, según el acuerdo, el próximo gobierno deberá decidir nuevas medidas de austeridad con el fin de compensar la disminución de la reducción de impuestos a las empresas.

Deberá también encontrar a un comprador para el banco nacionalizado BPN y poner fin a las «acciones de oro» y a los derechos especiales del estado en las empresas cotizadas.

Durante el segundo semestre del año, el Parlamento deberá no sólo votar un nuevo paquete de austeridad para 2012, sino también reformas claves en el mercado el trabajo, liberalizar la los sectores energéticos y de las telecomunicaciones y recortar las administraciones públicas. Además, se quiere frenar el aumento de la deuda pública (160.000 millones de euros en 2010, el 93% del PIB) acelerando el ritmo de las privatizaciones, comenzando por la venta de la compañía aérea TAP y del capital con el que todavía cuenta en los grupos eléctricos REN y EDP.

David Schnautz, analista de Commerzbank, ve necesaria rapidez en las reformas «Es esencial ver con qué velocidad se aplicarán las medidas y resultados tangibles», añade. Estas últimas semanas, varios economistas han advertido sobre los cortos plazos previstos en el plan de ayuda, subrayando el hecho de que, en el mejor de los casos, el próximo gobierno entrará en funciones a finales de junio o comienzos de julio. «Hasta finales de 2011, hay decenas y decenas de medidas que tomar, lo que, desde un punto de vista humano y técnico es prácticamente imposible», estima el ex ministro de Finanzas Antonio Bagao Felix.

En este contexto, los portugueses acudirán a votar sin ilusión al tener que decidir si los recortes y reformas los ponen en marcha el Partido Socialista saliente o los liberales centristas. Casi una cuarta parte de los electores se declara indeciso en las encuestas, divididos entre su rechazo a un primer ministro muy impopular y el miedo a la derecha que ha prometido ir aún más allá que las exigencia de la UE, el FMI y el BCE, sobre todo para privatizar empresas públicas, reformar el mercado de trabajo y recortar servicios públicos.

El Partido Socialdemócrata (PSD) de Pedro Passos Coelho aparece como favorito, con una media de 35,8% en las intenciones de voto por un 32,2% del Partido Socialista de José Sócrates, según los últimos sondeos.

Le CDS-PP, partido de derecha que también ha apoyado los objetivos del plan de ayuda, quedaría como la tercera fuerza política del país, con entre el 9,7% y el 13,4%, permitiendo al conjunto de la derecha optar a una mayoría parlamentaria.

La coalición comunistas-verdes CDU cuenta con una intención de voto entre el 7,9% y el 8,5% mientras el Bloque de Izquierda podría obtener entre el 4,5 y el 7% de los sufragios. Ambas fuerzas se oponen a los recortes pactados.

Durante los últimos días, Passos Coelho ha dramatizado sobre el resultado del escrutinio, afirmando que en caso de victoria socialista, Portugal podría encontrarse «en seis meses en la trágica situación de Grecia».

Por su parte, durante toda la campaña, Sócrates no ha cesado de afirmar que la intervención exterior podría haberse evitado si la oposición conservadora no habría rechazado en marzo su nuevo plan de austeridad, lo que provocó su dimisión. Tras haber acometido el grueso de las reformas acusa a la derecha de querer privatizar la sanidad, la educación y destruir el Estado social.

Malestar y movilizaciones

La desilusión de la población ante este panorama va acompañada del malestar por el aumento del paro -el 12,4% de la población activa-, los recortes del gasto social y la desconfianza en la clase política agravada por los ajustes. Los jóvenes lusos, los más castigados por la falta de perspectivas y el desempleo -cercano al 30 % en ese sector de la población- han protagonizado las primeras protestas generacionales en el país.

Una de sus principales quejas es la precariedad en la que viven muchos, a menudo becarios eternos o trabajadores sin contrato ni cobertura social bajo el régimen de colaboradores autónomos, pagados a través de unos recibos de color verde que han dado nombre a su colectivo. «Geracao á rasca» (generación en apuros), un movimiento juvenil nacido a partir de un grupo de amigos insatisfechos con la situación del país, promovió el pasado 12 de marzo multitudinarias manifestaciones en varias ciudades cuyo eco en las elecciones aún está por ver.

Convocadas como protestas políticamente independientes y pacíficas, juntaron a cerca de 300.000 portugueses en las calles de las principales urbes, en una protesta de dimensión poco habitual en este país. Junto a las protestas ciudadanas, los principales sindicatos lusos también se han movilizado contra el rescate financiero y los planes de ajuste fiscal.

Pero al contrario que las reivindicaciones juveniles, el caudal del descontento laboral parecen cosecharlo sobre todo el Partido Comunista y el Bloque de Izquierda, que cuentan con cerca de una quinta parte de los votos. La Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP), de tendencia comunista, y la Unión General de Trabajadores (UGT, socialista) convocaron una huelga general el pasado 24 de noviembre que fue la primera conjunta desde 1988, y se prepara una nueva campaña de huelgas y protestas.

El descontento social sumó además un nuevo capítulo en las últimas semanas con el eco que tuvo en Lisboa la protesta de la Puerta del Sol de Madrid. Lo que empezó con unas decenas de estudiantes españoles concentrados ante el Consulado de Lisboa en solidaridad con los acampados de Madrid acabó por aglutinar a un heterogéneo movimiento dispuesto a expresar su descontento con la crisis y el sistema en la plaza del Rossío, el corazón de la capital.

El proyecto de tren de alta velocidad, en el aire

El tren de alta velocidad entre Madrid y Lisboa, el proyecto conjunto de mayor peso entre el Estado español y Portugal, vuelve a estar en entredicho por las elecciones legislativas lusas, con los conservadores decididos a echarlo a atrás por su alto coste. Tal y como ocurriera en los anteriores comicios de setiembre de 2009, el proyecto ferroviario está en el aire en Portugal a la espera del resultado electoral. La alta velocidad se ha convertido en uno de los caballos de batalla entre los socialistas, defensores de su realización, y la oposición conservadora del Partido Social Demócrata (PSD) y los demócrata cristianos del CDS-PP, decididos a paralizarlo si ganan las elecciones, como vaticinan los sondeos.

Pero a diferencia de lo ocurrido hace un año y nueve meses, la conexión de alta velocidad entre Madrid y Lisboa no ha jugado un papel protagonista en esta campaña electoral, aunque ha sido un tema de discusión recurrente a lo largo de toda la legislatura. De hecho, el asunto no fue abordado ni por el aspirante socialista, José Sócrates, ni por su rival socialdemócrata, Pedro Passos Coelho, en el único debate cara a cara celebrado entre ambos, el pasado 20 de mayo.

En el recuerdo queda lo ocurrido en los anteriores comicios, cuando la entonces candidata del PSD, Manuela Ferreira Leite, defendió en un debate televisado ante Sócrates la paralización del AVE recordándole que Portugal «no es una provincia española». GARA

derecha

Los sondeos dan una ventaja al PSD, con un 36,5% de los votos, frente al PS, que lleva casi seis años en el poder, con el 31,1%. De esta forma, al conservador Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP), democratacristiano, con el 11,% de intenciones de voto puede tener la llave del Gobierno. Todos ellos asumen la política de recortes sociales.

izquierda

Las fuerzas de izquierda del Bloque de Izquierda y la CDU (comunista), a las que las proyecciones otorgan entre un 13% a un 15% del electorado, han apelado al voto para rebelarse ante las severas condiciones impuestas por la UE y el FMI para recibir su préstamo de 78.000 millones.

sindicatos

La CGTP, el mayor sindicato luso, con unos 700.000 afiliados, ha endurecido su postura a raíz del anuncio de la ayuda exterior. Ahora prepara una campaña de huelgas y protestas que ya han dado lugar este mes a un paro de funcionarios y manifestaciones en Lisboa y Oporto. En noviembre convocó una huelga general junto a UGT.

paro

La tasa de paro en Portugal se encuentra en el 12,4% de la población activa, pero se acerca al 30% entre los jóvenes, los más castigados por la falta de perspectivas y el desempleo. Su descontento sacó a la calle en marzo a unas 300.000 personas

Los recortes han convertido la ayuda de urgencia en permanente

Todos los días desde hace nueve meses, por la mañana y por la noche, Antonio Manuel viene a comer a la cantina social de Setúbal. Con 56 años, el desayuno es la única comida que puede permitirse este parado que, como decenas de miles de portugueses, vive de la ayuda alimentaria distribuida por asociaciones. Sentado ante un plato de sopa, pasta y una naranja, este antiguo agente de seguridad divorciado explica que está en paro desde hace dos años, y ya no cobra más que la renta social de inserción, unos 90 euros al mes. «Continuaré viniendo hasta que pueda resolver mi situación, hasta que encuentre un trabajo» afirma Antonio.

En Setúbal, puerto industrial al sur de Lisboa golpeado de forma especial por al crisis y el paro, la cantina social de la organización católica Cáritas no descansa. Cada día, se preparan 350 comidas, para llevar o comer allí. En una pequeña sala, decorada con flores de plástico e imágenes religiosas, los parados se codean con jóvenes padres llenos de deudas, y también numerosos ancianos. «Todos los días vemos llegar nuevas personas», explica su directora, Isabel Monteiro. «En abril batimos un récord absoluto con 10.000 comidas en un mes. El año pasado, en la misma época, servimos unas 4.500», explica. Según el presidente de Caritas Portugal, Eugenio da Fonseca, la situación se ha deteriorado mucho los últimos meses con la aplicación de las medidas de austeridad que dificultaron el acceso a las prestaciones sociales. «Desde hace un año las demandas de ayuda que recibimos han aumentado un 40% y las donaciones han disminuido en la misma proporción», indica. «Estamos obligados a revisar nuestras prioridades al recortar los programas, en particular los educativos o de ayuda al desarrollo, para poder responder a la urgencia», explica Fonseca.

Numerosas organizaciones muestran su preocupación por las consecuencias del nuevo recorte presupuestario impuesto por el plan de ayuda impuesto por la UE y el FMI, que a la vez que recortará los subsidios a los parados, hará crecer el desempleo. «La crisis se va a agravar inevitablemente«, opina Isabel Jonet, presidenta del Banco alimentario contra el hambre que abastece a cerca de 2.000 asociaciones en todo el país. El año pasado este organismo distribuyó unas 26.500 toneladas de productos que permitieron alimentar a 319.000 personas, un 22% más que en 2009. Daniel SILVA

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo