(Traducción: GARA)

Incitados por el presidente francés, los líderes del G-8 anunciaron que Internet era demasiado importante para los gobiernos como para dejarla ingobernada. El ciberespacio necesita un marco jurídico que promueva los derechos humanos, el impero de la ley, la privacidad, la seguridad y la protección de la propiedad intelectual -declararon- y se comprometieron a trabajar conjunta- mente.

(...) La declaración refleja el desatinado deseo de muchos líderes internacionales para domar Internet, particularmente los irresponsables negocios con base en la Red y la libre expresión online. La evolución de la tecnología y los servicios online han trastornado no sólo las industrias establecidas, sino también la habilidad de los gobiernos para meter en cintura a los transgresores. En vez de dejar al público, a los emprendedores y a los tribunales responder a los problemas según llegan, estos responsables quieren imponer su marca de la disciplina. Como apunta Sarkozy, los legisladores y los reguladores deberían ejercer más poder sobre Internet porque «los gobiernos son los únicos representantes legítimos de la voluntad popular en nuestras democracias».

Lo que es la «voluntad», sin embargo, depende de la gente a la que preguntas. Internet no es una especie de entorno mágico que hace que las diferencias entre los gobiernos nacionales desaparezcan. Al contrario, es un lugar donde la noción europea de la privacidad choca de frente con el voraz apetito de datos personales de las redes de publicidad de EEUU, donde un tribunal francés ve un conflicto del discurso del odio frente a un enfoque de no intervención de las páginas web americanas en las subastas online.(...) Internet no es una zona sin ley. Un acto criminal -el fraude, por ejemplo- es tan crimen si se perpetra online como si lo hace en el mundo físico.

(...) Incluso si el G-8 pudiera cerrar la brecha entre sus miembros, continuarían corriendo el riesgo de promulgar estrecheces que son ignoradas por China (...). Como inventor de Internet, es responsabilidad de EEUU promover la libertad y la apertura, no de intentar que Internet cumpla con normas de comportamiento global.