Helicópteros de combate aliados entran en la estancada escena libia
Tras dos meses y medio de bombardeos contra el régimen libio, la situación del frente de guerra casi no se ha movido un milímetro. La OTAN inaugurío ayer una nueva fase con la participación en los ataques de helicópteros de combate britñánicos y franceses. Los analistas occidentales discrepan sobre las perspectivas que se abren con esta nueva estrategia que, coinciden, no está exenta de riesgos y bordea la línea roja de una intevención terrestre.
I. LAMLOUM-Y.OLIVIER (AFP) |
El Estado francés y Gran Bretaña desplegaron ayer por primera vez helicópteros de combate contra las tropas libias, justo una semana después de que Londres anunciara «una segunda fase» en los bombardeos de la OTAN contra el régimen del coronel Gadafi.
Helicópteros británicos Apache y franceses Tigre y Gazelle lanzaron ataques contra equipamientos y fuerzas del régimen, anunció la OTAN.
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, denunció que «consciente o inconscientemente» la intervención aliada en Libia «deriva en una intervención terrestre». Recordó que la resolución 1973, votada el 17 de marzo por el Consejo de Seguridad de la ONU con la abstención, entre otros gobiernos, del de Moscú, excluye «toda fuerza extranjera de ocupación sea cual sea la forma que adquiera».
Lavrov advirtió de que el envío de tropas terrestres a Libia, desmentido una y otra vez por la OTAN, «sería deplorable».
Por contra, Mustafah Abdeljalil, presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), con sede en Bengasi, se felicitó por la entrada en acción de helicópteros, y saludó «toda iniciativa que pueda precipitar el fin del régimen de Gadafi»-
En Irak y Afganistán
Los Apache, muy utilizados en Irak y en Afganistán, habrían destruido ayer una instalación rádar y un puesto de control militar situados en Brega, localidad costera del este de Libia, anunció el Ministerio de Defensa británico.
El portavoz del Estado Mayor francés, coronel Thierry Burkhard, aseguró, por su parte, que «una veintena de objetivos, incluidos una quincena de vehículos militares, sobre todo pick-up armados, han sido destruidos».
El coronel confirmó que los helicópteros tuvieron que responder a disparos de armas ligeras desde el suelo, pero añadió que ninguno fue alcanzado. Insistió, en la misma línea, en que todos los aparatos pudieron regresar a los porta-helicópteros respectivos desplegados a lo largo de las costas libias, concretamente al BPC francés Tonnerre y al HMS Ocean británico.
«Este éxito muestra las posibilidades únicas que ofrece el recurso a helicópteros de combate», señaló el general Charles Bouchard, comandante en jefe de la operación de la OTAN en Libia. Fuentes de la alianza militar coincidieron en que el recurso a esos aparatos permite «disponer de una flexibilidad suplementaria para reaccionar y atacar a las fuerzas gadafistas que tienen como objetivo a los civiles y se esconden en zonas habitadas».
El ministro británico de Defensa, Liam fox, señaló que la entrada en escena de helicópteros «forma parte de la evolución lógica del compromiso que hemos adquirido».
«Con ello mostramos muy claramente al coronel Gadafi que hay un medio de detener rápidamente los bombardeos de la OTAN: irse y dejar de hacer la guerra a su propio pueblo», señaló desde Singapur.
El despliegue de helicópteros llega más de dos meses después del inicio de la intervención occidental en Libia.
Una apuesta arriesgada
Al utilizar por vez primera helicópteros en sus ataques, la OTAN busca forzar una salida al impasse actual en el frente, pero esta estrategia, que marca un punto de no retorno, no está exenta de riesgos.
François Heisburg, consejero especial de la Fundación para la Investigación Estratégica, señala ufano que «el recurso a helicópteros podría marcar un giro en la guerra, porque debería permitir apoyar a las fuerzas rebeldes sobre el terreno».
En esta línea, el experto señala que la OTAN ha buscado minimizar los evidentes riesgos al eliminar previamente a la Marina libia antes de poner en juego estos nuevos medios aéreos de ataque, aunque reconoce que las salidas de los helicópteros siempre tienen su riesgo, poeque pueden quedar a merced de cohetes de corto alcance.
Con todo, Heisburg insiste en que el recurso a helicópteros no será suficiente para evitar el estancamiento en la campaña. «Los rebeldes deben demostrar mayor combatividad», añade.
Un diplomático europeo de alto rango insiste en que «actualmente asistimos en Libia a una situación de empate y nadie puede predecir cuándo durará la operación de la OTAN.
Las tropas rebeldes, mal adiestradas, mal organizadas y mal equipadas, progresan poco. «Y los esfuerzos de mediación, con la última misión del presidente suidafricano, Jacob Zuma, no han permitido avances y Gadafi resiste», señala esta fuente, que obvia un dato central: la visita de Zuma está enmarcada en la propuesta de mediación de la Unión Africana y su objetivo es lograr un alto el fuego de todas las partes, no sólo del régimen, para sentar a gobierno y rebeldes en la mesa de negociaciones pero sin precondiciones como la marcha de Gadafi.
Tampoco está claro el objetivo a corto plazo que busca la OTAN con su nueva estrategia. Heisburg lo sitúa, «lógicamente, en dejar expedira la carretera costera que va a Trípoli».
Álvaro de Vasconcelos, director del Instituto de Seguridad de la UE, opina, por contra, que los rebeldes de Bengasi no están en condiciones de marchar hacia Trípoli. Sería mucho más decidsivo para la guerra levantar el sitio sobre Misrata,y en esa tarea los helicópteros podrían jugar un papel esencial con bombardeos precisos» contra el Ejército libio, opina.
El ministro de Exteriores británico, William Hague, llegó ayer de visita a Bengasi, feudo de la rebelión libia, para mostrar su apoyo al «pueblo libio y al CNT, representante legítimo del pueblo libio»
Fuentes opositoras denunciaron que al menos diez personas murieron ayer por disparos de las fuerzas de seguridad en la localidad de Yisr al Shagur, al noroeste de Damasco. Las mismas fuentes aseguraron que el régimen habría enviado refuerzos desde la ciudad de Edleb.
Entretanto, en Hama, en el centro de Siria, miles de personas -hasta 150.000 según fuentes opositoras- participaron en los funerales de cuarenta de los fallecidos en la jornada de protestas del viernes. Mientras algunas fuentes cifraban en 48 las víctimas mortales de la represión en esta ciudad, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que citó «fuentes médicas fiables», elevó a ochenta los muertos.
Siempre según fuentes positoras, decenas de tanques se desplegaron ayer en la entrada sur de Hama. La ciudad fue escenario en 1982 de una masacre para aplastar un levantamiento islamista, que causó entre 10.000 y 40.000 muertos, según las fuentes.
En Berza, cerca de Damasco, y en Deir Zur, en el este, donde por lo menos perecieron ocho personas ayer, se celebraron sus funerales. GARA
El Gobierno alemán decidió cerrar su embajada en Sana´a y evacuar a su personal. La UE puso en marcha el protocolo para evacuar a todo su personal en el país, así como varias ONG occidentales.
Cientos de sirios y libaneses se concentraron ayer en apoyo al régimen en un barrio de la zona sur de la capital libanesa, Beirut, considerado un bastión de Hizbullah.
Los marroquíes saldrán hoy a las calles de todo el país para protestar por la represión policial durante las manifestaciones pacíficas del pasado mes de mayo, en las que se pedían profundas reformas sociales y políticas.
Una fuente de la presidencia yemení desmintió que el dictador Ali Abdallah Saleh haya viajado a Arabia Saudí junto a los otros cinco altos cargos del régimen para recibir tratamiento de sus heridas tras el ataque con morteros de la víspera.
No obstante, fuentes del Ministerio saudí de Exteriores anunciaron que el presidente abandonó Yemen para dirigirse al país vecino y recibir tratamiento por las heridas sufridas. Fuentes próximas al régimen aseguraron que el presidente tendría heridas de metralla cerca del corazón y quemaduras de segundo grado en el pecho y el rostro.
El ataque se saldó con la muerte de siete oficiales de los servicios de seguridad y, además de al presidente, hirió al primer ministro, a los presidentes de las dos cámaras, al viceprimer ministro para Defensa y seguridad y al secretario adjunto del gubernamental PCGP.
El régimen reaccionó furibundo y bombardeó en la noche del viernes la residencia del hermano del líder de la confederación tribal de los Hached, el jeque Hamid al-Ahmar, en el sur de la capital, Sana´a, dejando un saldo de diez personas muertas.
Mientras tanto, el bastión en el norte de la ciudad de su hermano, el jeque Sadek al-Ahmar, fue escenario ayer de combates esporádicos que dejaron un muerto. Muchos vecinos del barrio de al-Hassaba seguían huyendo.
Frente a la situación de impasse en Sana´a, el régimen daba muestras de descomposición en Taez, uno de los bastiones de la revuelta, hasta ahora pacífica. En la ciudad, 270 kilómetros al sudoeste de la capital, militares pro-régimen se enfrentaban a hombres armados que protegían a los opositores en la Plaza de la Libertad.
El jefe de Policía de la provincia de Taez, general Abdallah Queiran, resultó herido de gravedad en un atentado y fue trasladado a Sana´a. Hombres armados saquearon la sede del Consejo Provincial, así como las oficinas de la empresa estatal de agua, de la Comisión Electoral Suprema y de la agencia de noticias oficial Saba.
El comandante de la 33 división blindada, general Jebrane yahia al-Hachedi, se habría unido a la rebelión.
A última hora de ayer, fuentes oficiales confirmaron que el Ejército y la Policía fieles al régimen se retiraban de la ciudad de Taez. GARA
