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Un testigo cualificado confirma la existencia de amianto en La Naval

El juicio por daños y perjuicios por la muerte de Francisco Cruz, ex trabajador de La Naval, quedó ayer visto para sentencia tras confirmar un testigo cualificado la existencia de amianto en el astillero y la falta de medidas de prevención laboral frente al cancerígeno.

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Juanjo BASTERRA |

Los familiares de Francisco Cruz, ex trabajador de La Naval de Sestao, reclamaron ayer ante el Juzgado de Lo Social número 4 de Bilbo «daños y perjuicios» por su muerte en 2008 a consecuencia de un mesotelioma pleural derivado del contacto con el amianto. Un testigo cualificado, José Antonio Ayala, que perteneció al comité de empresa por UGT, confirmó la existencia del mineral cancerígeno hasta pasado el año 1990.

El astillero de Sestao se encontraba entre las empresas importadoras de amianto y, aunque la defensa de Navantia e Izar Construcciones Navales dijo que «importó hasta 1980», el testigo cualificado ratificó la existencia del mismo en los diez años siguientes y la presencia del mineral cancerígeno en las instalaciones de forma posterior.

El abogado de las empresas anteriores a la privatización de la planta de Sestao, es decir, antes de que Construcciones Navales del Norte se hiciera con su control en noviembre de 2006, trató de dilatar el juicio reclamando información de Osalan y del Hospital de Cruces sobre el diagnóstico del trabajador José Cruz. Sin embargo, ni la defensa del trabajador ni la propia jueza del número 4 de lo Social aceptaron su estrategia de dilación, dado que «la Seguridad Social le concedió la enfermedad profesional» y quedó demostrado que el trabajador, que inició su trabajo en la subcontrata Instalaciones y Montajes Industriales que posteriormente fue absorbida por el astillero de Sestao, estuvo en contacto con el amianto en las tareas de soldador, como reconoció Osalan.

Al contrario de la defensa de las empresas estatales de los astilleros, José Antonio Ayala, testigo de la defensa, recordó que ni Astilleros Españoles, ni Izar ni nadie «nos dijo nada del peligro del amianto, ni nos ofreció medidas de protección adecuadas. Sólo nos poníamos una mascarilla de papel, pero nadie nos dijo que ese mineral era cancerígeno». También desmontó la posición de la defensa de las grandes empresas estatales de que en la zona donde se trabajaba había extractores. «No era así. Más que extractores eran ventiladores que lo que hacían era expandir el polvo que había allí al cortar el amianto con serruchos para adecuarlos a las tuberías que eran soldadas, entre otros, por Francisco Cruz».

La abogada de la defensa remarcó que los propietarios de los astilleros «no tomaron las medidas adecuadas para la protección de los trabajadores, como consta en los informes sobre el amianto en el sector de los astilleros».

FALLECIDO EN 2008

Francisco Cruz, que prestó los servicios en los astilleros entre setiembre de 1972 y abril de 2005, año en que se prejubiló, murió en marzo de 2008 de un mesotelioma pleural derivado de la inhalación de amianto en su puesto de trabajo.

HASTA 1990

La defensa de las sociedades públicas de astilleros españoles se empeñó en decir que desde 1980 no había amianto en La Naval. Sin embargo, un ex trabajador y miembro del comité reconoció que hasta 1990, por lo menos, hubo amianto.

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