Llegado el momento, aceptémoslo: nuestras vidas teledirigidas son ficción ante la realidad que nos impone la televisión. Cada acción, cada toma de decisión actualmente sale de nuestra mente condicionada totalmente por la orden dada a la manada que acepta asintiendo sin decir nada. Guionistas y editores crean héroes y villanos, hacen crecer enanos que asimilamos sin pensar en si pensamos. Y nos marcan los patrones a seguir, pautas de conducta con las que vivir: qué hacer, qué decir, qué es placer, qué es sentir...

Hoy soy incapaz de ver, de querer creer que todo ser es ciudadano cuando no súbdito. Al ser humano lo han manipulado ya hasta tal grado que ahora la opción es otra: ser consumidor o ser persona. Ser un voto o ser un loco. Cambios y cambiazos de mentiras por balazos en constantes pucherazos mientras la gente, indiferente, es así como siente:

«Al igual que casi no se ve este poema en el papel ya ajado de tantas veces que ha sido repasado, por toda mi piel tus manos, de su paso, también se irán borrando. Pero no podré en cualquier caso, por mucho que yo quiera, por poco que nos tengamos, de mi mente ni este poema ni tu tacto, nunca jamás olvidarlos. Despierto en negro, busco tus ojos y no los encuentro, cuelgo mi corazón entumecido en el balcón, a ver si seca este invierno que llevo dentro. Y cierro los ojos para ver si veo algo que merezca la pena, pero solo veo la pena que tengo, de saber que al volver a abrirlos, seguiré sin verlos.

No merezco el embrujo que bulle en el interior de esa pirata que sois y que flotando en el vasto mar estáis; que sonreís y gozáis, que de puro bello lloráis... Yo sólo deseo que tus buenas brisas acaricien la piel de quien esté por ello y que entre las hermosas olas existan aquellas que no se mueren jamás. Yo te seguiré queriendo desde las profundidades en que divago y viajo eternamente, amarte en la distancia me es difícil, pero más aun amarte a cada instante.

Es triste pero es verdad, es triste porque es verdad, que bastante tengo con lo que no tengo y que eso que nunca tuve me lo quieran quitar, que ya no quede verde en la esperanza que me das y que no sea verdad que el porvenir por fin vaya a venir. Es triste pero es verdad, es triste porque es verdad, es triste, así, sin más, lo que nos ha ocurrido para que llegue a pasar que ni el camino sepa adonde has ido, que no quede de un lugar donde esperar, tomándose un respiro mientras dura la dureza de no saber lo que va a durar este castigo, que yo sólo quiero encontrar mi paz sin tener que pasar por tu guerra, que yo sólo quiero reír y que si he de llorar merezca la pena.

Si pudiera te diría que ya no puedo mas, que se acaba de estrellar lo que no conduce a nada, si pudiera te diría que ya no quiero caminar por estos caminos que nos separan, si pudiera te diría que en mi ya no suelo estar y que cuando estoy es con la luz apagada, si pudiera te diría que llevo días que al despertar miro en mi interior y mi interior me aparta la mirada.»

Xabi Igoa