La ópera prima del colombiano Carlos César Arbeláez tuvo una muy buena acogida en el Donostia Zinemaldia, dentro de Zabaltegi, tras haber ganado en el Festival de Cartagena de Indias el Premio del Público. No cabe duda de que en su país se han identificado con la película, porque reconocen mejor los paisajes, la forma de hablar de los niños y la dura situación política en la que se han visto obligados a crecer.

«Los colores de la montaña» es en cierto modo una versión latinoamericana de la película iraní de Bahman Ghobadi «Las tortugas también vuelan», aunque las relaciones entre los tres amigos de la infancia remiten al clásico de Rob Reiner «Cuenta conmigo», basado en una novela autobiográfica de Stephen King.

El trío en cuestión responde a un diseño de personajes entrañable, siendo el de Poca Luz el que más llega, por tratarse de un chaval albino y miope, todo buena voluntad y mejor corazón. Su amigo Manuel le defiende de los que le atacan, en parte por envidia y en parte por ser diferente. No obstante, el más grande y fuerte es Julián. Las edades se mezclan, debido a que en la escuela todos los cursos se concentran en el mismo aula y con una única maestra, para colmo difícil de encontrar en un destino calificado de peligroso.

La aldea es escenario del combate entre la guerrilla y los paramilitares, con los escolares como testigos. Todo gira alrededor de la anécdota del balón que cae en un campo minado, nada más volar un cerdo por los aires. Manuel no se resignará a perder su preciado tesoro.