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«Me han interesado más las personas, el colectivo y sus circunstancias, que la música»

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Jordi Llansamá

Escritor. Director del sello BCore Disc

«Harto de todo» es el primer libro del barcelonés Jordi Llansamà, un inquieto seguidor del movimiento punk y hardcore, y gestor de uno de los sellos independientes más importantes de Europa, BCore Disc. Llansamà disecciona el periodo 1979-1987 con detalle y profesionalidad.

Pablo CABEZA | BILBO

A lo largo de más de 600 páginas, Jordi LLansamá, experto en punk y harcore de la ciudad condal, repasa la historia del punk mediante entrevistas a las formaciones más significativas de la época. Mediante preguntas/concepto, comunes para la mayoría de los grupos (raíces, historia, del punk al hardcore, drogas, relaciones...), «Harto de todo» descubre cómo fue la vida (y muerte) de cientos de jóvenes que utilizaron el punk y su filosofía para arremeter contra la sociedad, lo establecido y la propia existencia.

Grabadora en mano, con miles de horas por delante y una eterna búsqueda de fotos, fanzines, datos y recuerdos, Llansamà perfora los secretos de los entrevistados, por lo que, en numerosas, ocasiones, el lector se encuentra ante personajes dolidos, vitalistas o decepcionados. El relato es crudo, lo vivido inmenso, 600 páginas y, por decir basta, ya que Jordi Llansamà aún se «queja» de unas cuantas entrevistas que no pudieron ser por diferentes circunstancias, como Flor y Nata, u otras en las que la grabadora se la jugó.

Jordi LLansamà nace en Barcelona en 1967. Empieza a involucrarse en la escena punk de Barcelona siendo un adolescente. Desde entonces su actividad no ha cesado. Edita los fanzines «Lo Kurkó de les Korts», «Reptil Zine» y «Absolut Zine». También organiza los primeros conciertos de algunas bandas internacionales cuando aún eran unos auténticos desconocidos (Green Day, At the Drive In, June of 44, Hot Water Music, Karate...). En 1990 funda BCore Disc, discográfica desde la que han grabado bandas como Corn Flakes, Aina, Standstill, The Unfinished Sympathy, Cápsula, Nueva Vulcano, Delorean, Madee... También destaca su labor de rescate, recuperando discos en vinilo de la primera hornada punk: Kangrena, Eskorbuto («Anti Todo») y otros.

Las drogas forman parte del hilo común del libro y sus protagonistas. Algunos relatos resultan escalofriantes. Además, se ve lo fácil que era localizarlas y convertirse en un adicto. ¿Sopesó en algún momento ocultar esa realidad?

No he ocultado nada de lo que me dijeron sobre las drogas. Creo que el tema está tratado de una manera muy natural y sin escandalizarse. Fue y es una realidad. Lo único que puedo haber omitido en algún momento es algún nombre propio por respeto. Cada uno que explique lo suyo.

¿Podría decirse que es un libro más sociológico que estrictamente musical?

Esa es la intención. No es que deje la música de lado, ni mucho menos, pero estoy más interesado en las personas, el colectivo y sus circunstancias, que en el tipo de música que hacían o los instrumentos que utilizaban. Me interesan más cosas de su adolescencia que cuestiones técnicas musicales (si existían). Yo creo que se han desnudado sin prejuicios por mi proximidad. La mayoría es gente que conozco de toda la vida y eso ha facilitado que a los tres segundos no se acordaran de que tenían una grabadora registrando todo lo que decían. Creo que es una de las cosas más destacables del libro, que no está hecho desde el punto de vista de un periodista o un personaje ajeno a lo que sucedió. Yo también formé parte de esa familia.

¿Ha situado algunas historias por encima de otras?

Sí, las historias que viví más intensa y directamente. Al tener información de primera mano, las conversaciones tiene mucho más fundamento y profundidad. Eso se nota en las conversaciones con L'Odi Social, GRB o Subterranean Kids. Son más ricas porque dispongo de más información. Estaba allí cuando sucedieron. Son vivencias compartidas.

Decibelios tocaron mucho por Euskal Herria, hubo incluso noviazgos Vulpes/Decibelios. Su historia es muy densa y polémica. ¿No le parece que su guitarrista Manel está muy académico?

La verdad es que me sorprendió mucho. No negativamente, sino que esperaba encontrarme a alguien muy diferente culturalmente hablando. Encontré una persona mucho más culta de lo que tenía previsto. Contacté con Fray, pero se negó en rotundo a hablar conmigo. No quiere saber nada de su pasado. Si te fijas, no interviene ni en el libro que se editó de Decibelios. Y me consta que ha rechazado todas las posibles entrevistas para libros que le han propuesto.

Último Resorte también fue una de las bandas catalanas más populares aquí. Lo suyo daría para un libro.

Sí, creo que Resorte da para un libro tranquilamente. Es un punto que no descarto. Siempre que hablo con Silvia le tiro la caña para que se anime a escribir alguna cosa. Yo mismo se la publicaría. De hecho, tiene un blog personal muy interesante donde da su versión de los hechos y que levanta ampollas (http://ultimoresorte2.blogspot.com).

Otro de los grupos que visitaba Euskal Herria con frecuencia fue Subterránean Kids. Creo que influyeron en algunas bandas vascas, como ocurrió a la inversa.

Creo que Boliche, de SK, fue una pieza clave para esa sincronía. Desde el principio intercambiaba cintas de casete con Richard, de Zarautz, y Javi «Destruye» [donostiarra editor de uno de los fanzines más vitales de la época, «Destruye»]. Las cintas que le grababa el Bolo circulaban por Euskadi y las que grababa ellos, por Barna. Eso fue un principio de vínculo que desembocó en contactos continuos con BAP!, Tortura Sistemática, Autodefensa, etc.

¿Cuál de las historias le resultó más trágica, dura?

Creo que la que explica Kike, de Kangrena. Me dejó realmente abatido.

«Nosotros nos metimos en el caballo a través de los (....). (...). El cantante fue el primer tío que me metió un pico de caballo por la vena (...). Yo no sabía que ellos iban de heroína (...), les veía muy tranquilos y tampoco tenía mucha idea de los efectos que producía (...). Estuvimos enganchados entre 1983 y 1990, el año en el que murió Manolo de sobredosis. Murió aquí, sobre mis piernas». [Se omite, por nuestra parte, el nombre de la banda y del cantante por creerlo oportuno. Los detalles puntuales pueden consultarse en el libro].

Resulta llamativo que la llegada de M.D.C. a Barcelona terminase influyendo a tanto grupo de la ciudad en varios aspectos.

Creo que M.D.C. sorprende a mucha gente por varias cosas. Su look, mucho más de calle y menos agresivo, es acompañado por una música mucho más rápida, tensa y agresiva. Técnicamente está mucho mejor ejecutada y poseen un mensaje con mucho más fundamento. No es sólo una reacción de furia incontrolada. Los ataques están avalados con respuestas que se sostienen debido a su contraste. Hay un pensamiento, una necesidad de informarse. Aparecen posicionamientos como el vegetarianismo, atacan a las multinacionales, tienen respuestas.

El libro lo sitúa entre 1979 y 1987.

Es una decisión puramente personal. Creo que a partir del 87 el sonido, o la tendencia, como se le quiera llamar, es absorbido por la masa, perdiendo bastante interés. Aparece el hardcore melódico y los textos empiezan a perder fuerza. Los institutos se llenan de gente con camisetas de bandas de punk y de hardcore, y la corriente pierde parte de su autenticidad y espontaneidad. Se pierde la actitud.

 
DROGAS

«No he ocultado nada de lo que me dijeron sobre las drogas. Creo que el tema está tratado de una manera muy natural y sin escandalizarse. Fue y es una realidad»

DECIBELIOS

«Encontré en Manel [Decibelios] una persona mucho más culta de lo que tenía previsto. Contacté con Fray, pero se negó en rotundo a hablar conmigo. No quiere saber nada de su pasado»

FECHA CLAVE

«A partir del 87, el sonido, o la tendencia, como se le quiera llamar, es absorbido por la masa, perdiendo interés. Aparece el hardcore melódico y los textos empiezan a perder fuerza»

Ficha

Dirección y guión: Pedro Aguilera.

Intérpretes: Solo Turé, Kandido Uranga, Iñake Irastorza, Ramón Barea, Alex Merino, Ruth Armas.

País: Estado español, 2010.

Duración: 94 m.

Género: Experimental.

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