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Antonio Alvarez-Solís | Periodista

Hay que leer normalmente

Resulta sorprendente que para leer la realidad social o económica nos cambien el sentido habitual de la lectura para que lo hagamos de derecha a izquierda, como si fuéramos árabes. Nadie nos ha dicho que esta inversión del sentido resulta catastrófica para el bienestar social. Por ejemplo, en la cuestión griega. Si se lee esta cuestión normalmente, esto es, de izquierda a derecha, resulta que el quebranto de Grecia perjudica más a alemanes, norteamericanos o franceses que a los mismos griegos. Si Grecia leyera de izquierda a derecha saldría de la Unión Europea y recuperaría su propia moneda, con lo que el desastre alcanzaría un elevado nivel en Occidente mientras Grecia podría ensayar remedios para su seísmo. Incluso podría suceder que su ejemplo invitara a otros miembros de la UE a seguir el mismo camino.

En definitiva, los que recibirían el lanzazo heleno serían los grandes organismos internacionales y sus protegidos, los inversores filibusteros o los bancos que operan en corso. La deuda griega, como venía ocurriendo ya en Latinoamérica, es una deuda en la que abrevan minorías poderosas, no griegas en su mayor parte, si descartamos un puñado de potentados griegos trasnacionales. No se hable con grandilocuencia en los poderosos foros internacionales de los sacrificios que tiene que hacer el pueblo griego. Los pueblos siempre se salvan si previamente se liberan de la piratería de los poderosos. Todo es cuestión de normalizar la lectura de la realidad pasando a hacerla de izquierda a derecha. Leídos así, los valores consagrados por Occidente resultan unos valores absolutamente detestables.

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