(Traducción: GARA)

Visto desde Bruselas, Berlin o Frankfurt, la crisis que se está desarrollando en Grecia casi parece simple, y lineal en su dirección. El primer ministro griego, George Papandreu, gana la votación de confianza(...). El Gobierno obtiene la aprobación del Parlamento para un nuevo paquete de medidas de austeridad (...). Entonces viene el próximo lingote de dinero en efectivo por parte del FMI y la eurozona, más el acuerdo para otro préstamo masivo por valor de decenas de miles de millones de euros. No ha sido fácil, admiten los políticos europeos: requiere adoptar una hábil gestión política, coraje, y la habilidad de mantenerse en la carrera. Pero las alternativas nos llevan a pensar en la primera quiebra de un miembro soberano de la moneda única europea, el posible derrumbamiento del sistema bancario griego y otras instituciones del mundo en la repetición del pánico que siguió el colapso de Lehman Brothers en 2008, y la amenaza existencial para el conjunto del proyecto europeo.

Correcto en los riesgos, pero incorrecto en las recetas políticas. Después de un mes de movilizaciones, y la casi disolución del Gobierno, tiene muy poco en cuenta la realidad, tanto doméstica y política como internacional y económica. No sólo debe el Sr. Papandreu conseguir la aprobación parlamentaria para un recorte del gasto de 28 mil millones de euros, sino que debe comenzar a implementar este programa draconiano para el 3 de julio.(...) En mitad de la peor recesión del país en cuatro décadas, requeriría un milagro de disciplina colectiva. El nuevo ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, ha intentado ya cambiar el plan para dar respuesta a la queja clave de los manifestantes, dejando caer el aumento de los impuestos de combustibles y propiedad, e intentando aumentar mediante el gravamen a los autónomos la notoriamente agujereada recaudación fiscal griega.

Pero estas son pequeñas compensaciones para los maestros griegos que han visto sus salarios recortados en un 25%, para los empleados del puerto de Pireos que sospechan que su compañía está a punto de ser vendida a los chinos (...) Un abrupto y drástico descenso de los niveles de vida ha sido impuesto a los griegos -con el fin último de mantener a flote a los bancos europeos que prestaron imprudentemente- El mensaje vehemente que viene del pueblo griego desde el mes pasado es que no están dispuestos a ello -y no deberían estarlo-. Lo que, en palabras de José Manuel Barroso, significa que las buenas noticias para la Unión Europea son terribles noticias para aquellos que tienen que vivir con las consecuencias. (...)

Económicamente, socialmente y ahora políticamente el status quo es insostenible. En vez de posponer la inevitable quiebra de Grecia, sería muchísimo más inteligente prepararse para ello. Los políticos europeos deben recapitalizar Grecia y los bancos de la eurozona más expuestos al factor griego con una mayor participación en el capital. Necesitan también reafirmar su compromiso para apoyar el préstamo interbancario europeo y seguir inyectando dinero en el sistema. Deberían acometer una quiebra ordenada de la deuda soberana y comercial griega, incluyendo una auditoría de las obligaciones pendientes para ver si alguna de las deudas son infames y pudieran no ser pagadas en absoluto. Y deben relajarse fuertemente los planes de austeridad. (...) no será tan imposible como conseguir esa especie de austeridad suicida que Grecia está siendo obligada a seguir.