Responden al repliegue de EEUU en Afganistán con una nueva masacre
Dos días después de que EEUU anunciara la salida de 33.000 soldados de Afganistán en los próximos quince meses y alguno más desde que se confirmaran que los ocupantes mantienen conversaciones con los talibanes, un brutal atentado contra un centro hospitalario en el este afgano, frontera con Pakistán, dejó ayer al menos sesenta muertos. Los talibanes se desmarcaron del ataque e insistieron en que jamás atacan hospitales.
GARA |
Un atentado en Afganistán mató ayer a más de 60 personas en un hospital infantil de la localidad de Azra, en el este del país cerca de la frontera con Pakistán. El Gobierno informó en un principio que las víctimas mortales eran 30 pero el Ministerio afgano de Sanidad, en su primer balance oficial, indicó que se habían recuperado al menos 60 cadáveres. Este ataque tiene lugar dos días después de que EEUU anunciara la salida de 33.000 soldados a lo largo de los próximos 15 meses.
La explosión destruyó casi por completo el centro hospitalario del distrito de Zra. La mayoría de las víctimas eran civiles y la cifra final de fallecidos podría aumentar, ya que muchos de los heridos se encuentran en situación crítica, según ha informado un portavoz de la administración provincial, Din Mohammad Darwaish. En el momento del atentado muchas personas, sobre todo mujeres y niños, esperaban a ser atendidos en el interior del centro de urgencias, un edificio anexo y que ha sido el más afectado por la explosión.
Desmarque de los talibanes
Las autoridades investigaban si el ataque ha sido perpetrado por un kamikaze, como afirmó Darwaish, o con coche bomba como sostiene el Ministerio afgano de Interior. En lo que no dudaron, tampoco la OTAN, fue en atribuir el atentado a los talibanes, que se apresuraron en desmarcarse.
«Es una acción cobarde e inhumana que han perpetrado los enemigos de la paz», indicó el Ministerio de Interior. El de Sanidad lo calificó de ataque «sin precedentes e inhumano».
Uno de los portavoces habituales de los talibanes, Zabihulah Muyahid, aseguró que el grupo no tiene relación alguna con este atentado y recordó que los talibán jamás atacan hospitales.
En declaraciones a Efe, señaló que «no asumimos ninguna responsabilidad por el atentado que ha matado a decenas de civiles inocentes en el hospital», afirmó Muyahid, que añadió que no fue un atentado suicida, aunque no reveló cómo había obtenido esa información.
«Para nosotros está claro que es un ataque realizado por invasores extranjeros que acusan a los talibanes con el objetivo de facilitar el traspaso de la seguridad del país a las fuerzas afganas», subrayó el portavoz de la insurgencia talibán.
Un corresponsal de la BBC, Bilal Sarwary, explicó desde Kabul que en Azra no hay apenas presencia del Gobierno central. En la región, situada cerca de la frontera con Pakistán, actúan diversos grupos de contrabandistas y guerrilleros insurgentes.
El de ayer es el segundo atentado con el que los insurgentes talibanes niegan tener alguna relación en las últimas horas. El viernes por la tarde, una bicicleta bomba estalló frente a un puesto de helados en el distrito de Khanabad, en la norteña provincia de Kunduz, y acabó con la vida de al menos diez civiles, entre ellos una niña, y un agente de Policía.
Estos dos atentados, que se han cobrado la vida a decenas de civiles, se han tenido lugar solo días después de que EEUU anunciara su plan para el inicio de retirada de las tropas, que prevé la salida de 33.000 soldados estadounidenses en los próximos 15 meses.
Tras el anuncio de la Casa Blanca, el Ministerio de Defensa afgano afirmó que no se debe dudar de que el Ejército y la Policía de este país son capaces de mantener la seguridad en Afganistán.
Ayer también fallecieron dos soldados de la ISAF, uno de ellos francés en dos ataques distintos en el este de Afganistán.
Irán, Afganistán y Pakistán anunciaron ayer que cooperarán para luchar contra el «terrorismo», causante de decenas de miles de víctimas durante los últimos años en estos tres países fronterizos.
Los tres «se comprometen a hacer esfuerzos para eliminar el extremismo, el militarismo, el terrorismo y rechazar las intervenciones extranjeras» en la región, afirmaron el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad; el paquistaní, Asef Ali Zardari, y el afgano, Hamid Karzai, en una declaración conjunta al final de una cumbre en Teherán. En encuentro se celebró al margen de una conferencia internacional sobre la materia, en la que también participaron Jalal Talabani (Irak); Omar al-Bashir (Sudán) y Emomali Rahmon Tayikistán), además de unos 60 países.
Anunciaron reuniones tripartitas para preparar una próxima cumbre al final de año en Islamabad.
«El terrorismo se extiende y amenaza más que nunca a Afganistán y la región», afirmó Karzai, mientras Zardari llamó a «todos los países a movilizarse para poner el terrorismo de rodillas antes de que sea él el que ponga de rodillas a la comunidad internacional».
«La lucha contra el terrorismo necesita una movilización internacional ya que está amenazada la seguridad de todas las naciones», dijo Ahmadineyad.
Teherán acusa con frecuencia a los servicios de inteligencia de EEUU, Israel y Pakistán de apoyar a los grupos sunitas en Sistán Baluchistán, fronteriza con Pakistán. Los países occidentales acusan, por su parte, a Irán de apoyar el «terrorismo».
Ahmadinejad acusó ayer a Washington de «apoyar las redes (terroristas) en la región». «Algunas de estas redes se les fueron de las manos y EEUU usa ahora sus acciones como un pretexto para enviar tropas a la región», indicó en alusión a Al-Qaeda. S GHAZI
Diez policías murieron ayer durante el asalto perpetrado por tres guerrilleros talibán armados con granadas y armas automáticas contra una comisaría del pueblo de Kolachi, cerca de Peshawar, en el noroeste tribal de Pakistán.