Toda competición pierde emoción cuando cualquiera de los participantes es muy superior a sus rivales y lo demuestra, en este caso, carrera tras carrera. Es lo que está sucediendo en la Fórmula Uno esta temporada, donde el alemán Sebastián Vettel (Red Bull) sigue acumulando triunfos y cada vez tiene más al alcance de la mano su segundo Mundial consecutivo. La última victoria la logró ayer, en el Gran Premio de Europa disputado en el poco atractivo circuito urbano de Valencia.

Sin llegar a ser ese trazado que a tanta gente gusta ver como es el de Mónaco, donde el espectáculo y las celebridades se reparten el protagonismo, el circuito valenciano que transcurre por la zona portuaria no deparó casi ninguna sorpresa en cuanto a competición pura se refiere.

Y decimos «casi», exactamente porque -al margen de algunos adelantamientos más respecto a las otras tres ediciones anteriores sobre este trazado debido a la aplicación del alerón móvil- uno de los pocos alicientes fue ver la lucha que mantuvieron el asturiano Fernando Alonso (Ferrari) y el australiano Mark Webber (Red Bull) por la segunda plaza del podio. El vencedor de esa pelea fue el español, que acabó con la maldición que le rodeaba en este trazado.

La otra casi sorpresa se produjo en la salida, el único lugar donde Vettel podría perder la primera posición. Sin embargo, el alemán mantuvo el tipo y comenzó a liderar la carrera. Por detrás, Alonso perdía la cuarta posición al ser superado por su compañero Felipe Massa. Pero sólo fue por un momento, ya que en la primera curva el asturiano hizo un doble adelantamiento, dejando atrás al propio Massa y a Lewis Hamilton (McLaren), que salía desde la tercera posición de la parrilla.

Duelo entre Webber y Alonso

A partir de ahí, los dos Red Bull marcaron la pauta de siempre. Vettel comenzó a tirar, mientras Webber hacía de tapón a los monoplazas que venían por detrás. Esta acción le dio terreno de por medio a su compañero, antes de que el australiano se las viese con Alonso. Tras una intensa persecución, el de Ferrari logró rebasar al de Red Bull en la vuelta 21, pero de nuevo se tornaron las posiciones con la parada en la calle de garajes para el cambio de neumáticos.

La pelea de ambos pilotos no quedó ahí. En el siguiente capítulo, visto que dentro de la pista no era posible adelantarlo, se procedió a la estrategia pura y dura. Alonso aguantó más la última parada, y los buenos registros del español, unidos a un buen cambio de ruedas de sus mecánicos, le devolvieron a una segunda plaza que ya no perdió hasta cruzar la línea de meta.

La cuarta posición fue para un Lewis Hamilton al que se le vio menos agresivo que en otras ocasiones. Quizás se debe a lo sucedido hace dos semanas en el Gran Premio de Canadá, donde tuvo que abandonar tras tocarse con su compañero Jenson Button después de haber tenido varios percances de carrera más.

Alguersuari se reivindica

Por cuestiones totalmente opuestas fue protagonista el catalán Jaime Alguersuari (Toro Rosso), ya que tras partir desde la decimoctava posición, se metió en la zona de puntos con una brillante octava plaza después de ofrecer un notable pilotaje y una arriesgada pero brillante estrategia con dos paradas. Incluso en un buen tramo de la carrera estuvo instalado en la séptima posición.

Este excelente resultado puede ser un bálsamo de tranquilidad para el joven piloto, que en las últimas semanas ha sido cuestionado e incluso se ha rumoreado con que podría perder el volante en Toro Rosso.

Buena actuación ofreció también el mexicano Sergio Pérez. Tras su grave accidente en Mónaco, el mexicano se coló en la undécima posición.

Y, para ver cómo son las cosas, el siete veces campeón Michael Schumacher arruinó la carrera al tener que volver a entrar a boxes nada más cambiar los neumáticos al quedarse sin alerón tras un choque. El de Mercedes parece estar en horas bajas, pero en Alemania están tranquilos, porque ya tienen otro piloto que va camino de lograr los éxitos del «Káiser». Su nombre, ya lo saben: Sebastian Vettel.