De la peor manera posible finalizaron los 110 años de River Plate en la máxima categoría futbolística argentina. Lanza- miento de objetos, intento de invasión del campo y sollozos se desataron al final de un encuentro en el que los millonarios certificaron su descenso a Primera B Nacional -equivalente a la Segunda A- tras no poder pasar del empate (1-1) ante Belgrano.

Jugaron con fuego y se acabaron quemando. Los de Juan José López tuvieron en su mano darle la vuelta al 2-0 de la ida cuando Pavone -el bético está a préstamo en River- marcó el primero de la tarde a los cinco minutos, pero los locales no supieron aprovechar las variadas oportunidades que fabricaron en la primera parte y acabaron pagándolo muy caro.

Previo al 1-0, a los cordobeses se les había anulado un tanto en una jugada un tanto confusa y dudosa. La tensión sobre el césped se traducía en jugadas conflictivas -hubo un claro penalti a Caruso que no se pitó- y en muchos lances bruscos, que se convirtieron en el tramo final en broncas colectivas.

Los errores defensivos de River, un mal endémico de la presente campaña, le terminaron por condenar. En uno de esos fallos de su zaga llegó la diana del empate a cargo de Farré, que dejó decantada la eliminatoria del lado visitante y llevó la desesperación a las gradas del Estadio Monumental.

Una afición que por unos momentos volvió a recobrar la esperanza cuando el árbitro señaló, esta vez sí, una pena máxima sobre Caruso. Sin embargo, la suerte estaba echada y no había caído del lado de los anfitriones. Pavone disparó raso desde los once metros, pero Olave -el meta que jugó en el Murcia y River- le adivinó la intención.