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Los bares se prolongan hasta la calle

Los hosteleros han echado mano de las terrazas para disminuir así las consecuencias de la Ley del Tabaco. Basta con dar un pequeño paseo por nuestros pueblos para ver cómo ha aumentado el número y la superficie de éstas. Según cuentan los propios hosteleros, los clientes buscan espacios exteriores y «la cultura de la terraza» se está extendiendo.

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Maider EIZMENDI | DONOSTIA

Ni el frío ha impedido a muchos disfrutar del café y el cigarrillo «de rigor» durante este invierno. La Ley del Tabaco entró en vigor nada más inaugurar el año y los fumadores tuvieron que acostumbrarse a salir del establecimiento hostelero para fumar. Muchos hosteleros optaron por instalar las terrazas en pleno invierno y evitar así la diminución de la afluencia de clientes. Mantas, estufas exteriores... sirvieron para resguardar a quienes se atrevían a salir a la calle.

La llegada del verano ha hecho proliferar las terrazas. No hay más que dar una vuelta por nuestras ciudades y pueblos. Así lo testifica también el secretario general de la Asociación de Hosteleros de Gipuzkoa, Kino Martínez. «Muchos bares que antes no tenían terraza ahora han optado por instalar una y los que ya la tenían han aumentado su superficie». Según los datos que barajan en la asociación, entre sus socios la peticiones han subido en torno a un 15%.

Son los Ayuntamientos los responsables de otorgar estas licencias y, según afirma Martínez, han actuado de una manera rápida y, en la casi totalidad de los casos, han respondido afirmativamente a la petición.

Por ello, se prevé que este verano el consumo hostelero salga a la calle y que las terrazas se conviertan en una prolongación del local hostelero. Instalar un terraza, recuerda Martínez, es un gasto añadido para los hosteleros, ya que, además del alquiler de la zona, hay que invertir en el mobiliario y en personal para atender a los clientes. De hecho, el Parlamento de Gasteiz pidió a los ayuntamientos de Araba, Bizkaia y Gizpukoa que apliquen una «reducción sustancial» de las tasas que pagan los locales de hostelería por colocar terrazas y veladores en la vía pública, para compensar sus gastos por la aplicación de la llamada Ley del Tabaco.

Tal y como informa Martínez, los cánones que se pagan varían, según el municipio e, incluso, la zona. «En Donostia, por ejemplo, existen cinco o seis tarifas, según la localización del local», siendo, por ejemplo, el Boulevard la zona más cara de la capital guipuzcoana.

Otro problema derivado de la Ley del Tabaco son los problemas de convivencia entre clientes y vecinos de la zona. Martínez niega que la proliferación de terrazas derive en este tipo de problemas. «Cuatro personas sentadas alrededor de una mesa sacan menos ruido que cuatro personas de pie, el efecto de la terraza es un efecto socializador», opina.

Asegura, sin embargo, que el hecho de que la gente esté en la calle es resultado de la nueva norma, con independencia de que existan terrazas o no. Son las autoridades municipales las encargadas de establecer los horarios de cierre y apertura de estas terrazas y en eso, asegura Martínez, se registran algunas incongruencias. «En Irun, por ejemplo, tienen un horario de cierre de terrazas que es ilógico para verano; los hosteleros están obligados a cerrar a las once y todavía a esa hora la gente está tomándose el postre», lo que hace inviable esta opción. No obstante, afirma que en la capital guipuzcoana, por ejemplo, el horario de cierre es más amplio.

Considera que cada vez está tomando más fuerza lo que denomina «la cultura de las terrazas» y que la Ley del Tabaco no ha hecho más que dar un empujón a esta tendencia.

Arkaitz Egaña es el propietario del bar Garoa de Azpeitia, un establecimiento que se ha visto «obligado» a instalar mesas fuera del establecimiento. «Yo no lo llamaría terraza, se trata de unas tres mesas en las que los clientes pueden sentarse y posar su consumición». Asegura que el tipo de bares como el suyo han sido los que más han sufrido con la Ley del Tabaco. «En nuestro bar antes se sentaba la gente en los sofás para fumarse un puro y beber una copa o dos; ahora no fuman y además mucha gente tampoco viene a consumir por la prohibición», advierte.

Afirma que desde la entrada de la ley su clientela ha disminuido mucho y que desde que instalaron la terraza parece que hay «un pequeño repunte». La terraza o las mesas exteriores son, a su entender, lo que les pueden salvar el verano marcado por la ley y la crisis.

Relata que en los días de buen tiempo hay ocasiones en las que todos los clientes se sientan fuera y dentro apenas se queda nadie. «Incluso los clientes que no fuman salen fuera porque hay más ambiente». Por ello, su deseo es ampliar la superficie exterior.

Al igual que Martínez, opina que la Ley del Tabaco ha obligado a la gente a salir a la calle. «Antes, tuvimos que reformar los bares, insonorizarlos para disminuir el ruido; luego, hubo quien reformó el local para ofrecer una zona para fumadores; y ahora, la gente sale a la calle con su consumición».

Todavía no han tenido problemas mayores, pero teme que este verano puedan surgir problemas entre los hosteleros y los vecinos. «Nosotros tenemos unos grandes ventanales en el bar que durante el día permanecen abiertos y siempre acostumbrábamos a cerrarlos por la noche para evitar molestar a los vecinos, aunque siendo un bar tranquilo el ruido no es exagerado; ahora la gente se sienta directamente en la calle», comenta.

A eso como a otras cosas, tal y como opina el propietario del bar de Azpeitia, se irá acostumbrando la gente. «La Ley del Tabaco también nos parecía un disparate; pensábamos que abría más problemas y mejor o peor hemos ido encajando la nueva situación».

No han tenido problemas de espacio en el bar Juantxo de la Parte Vieja de Donostia, porque una de las dos entradas al establecimiento, la que da a la calle Esterlines, dispone de un espacio adecuado para instalar una terraza. De hecho, los tres bares que dan a la citada plazoleta se han repartido el sitio disponible. «Ha sido la asociación de hosteleros quien planteó la posibilidad de instalar la terraza», afirma Felipe Agirre, propietario del afamado bar de bocadillos.

Instalando las mesas en el exterior han dado solución no sólo a los problemas derivados de la Ley del Tabaco, sino también al calor que se concentra dentro del establecimiento durante los meses de verano. Afirma que también han contemplado esta posibilidad anteriormente, pero este año, coincidiendo con con la entrada en vigor de la ley, han decidido dar el paso.

La terraza lleva instalada desde mediados de mayo y está siendo «un éxito». «Esta plaza en invierno es muy fría y sombría, pero con el calor del verano se agradece un sitio fresco y éste lo es», afirma. Por ello, cuenta que, si hay sitio, la gente prefiere sentarse en la terraza que hacerlo dentro. «Anteriormente la gente cogía los bocadillos y se iba al puerto a comerlos; ahora, muchos de ellos se quedan aquí».

En el bar Juantxo están en periodo de prueba, pero casi seguro que seguirán con la terraza en invierno. «Los días que llueva no sacaré las mesas, porque no tendría sentido; pero, si no llueve, creo que ofreceré a los clientes la posibilidad de sentarse en la terraza». El tamaño de la terraza disminuirá, sin embargo, durante esos meses: «pondré unas cuatro mesas».

Hace hincapié en que su objetivo principal es prestar a los clientes un servicio adicional. «Yo no me beneficiaré de la terraza, porque mi objetivo no es prestar un servicio específico, los atiendo fuera cuando puedo», matiza Agirre.

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