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NARRATIVA

Aires de libertad

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Iñaki URDANIBIA

Como en un acelerado efecto dominó, los países de la costa sur del Mediterráneo se han visto sacudidos por un vendaval político que ha puesto en solfa a gobiernos que parecían asentados sólidamente desde hacía años, como Túnez, Egipto, Argelia, Yemen, Marruecos y Libia. Ahora, con cierta perspectiva por el tiempo transcurrido, el escritor franco-marroquí (nacido en Fez en 1944) posa su siempre comprensiva y crítica mirada en aquella zona cultural y geográfica, y lo hace como en él es hábito, con el amor y con la distancia de quien hace tiempo que vive fuera sin perder los hilos con sus orígenes, tema que siempre ha mantenido una presencia en sus escritos, fundamentalmente novelas, que sirven de puente entre culturas.

Dos libros suyos son presentados al mismo tiempo, en francés por Gallimard y, el otro, lo publica hoy en castellano Alianza editorial, ambos con esta revuelta como asunto central. «Par le feu» nos sitúa en los días anteriores a la muerte del muchacho cuya inmolación marcó la señal de salida a las movilizaciones en Túnez y que pusieron fin a los casi treinta años de dominio de Ben Alí y su dominante esposa Trebilse. Si las cornadas del hambre son duras, qué decir cuando uno ha de buscarse la vida para evitarlas, como fue el caso de aquel joven que cogió un carro para dedicarse a la venta de fruta. Los celosos policías no le dejaban en paz por carecer de licencia y le hacían la vida imposible, hasta que decidió prenderse fuego a lo bonzo. Ese fue el fin de Mohamed Bouazizi y Thar Ben Jelloun, nos describe las vísperas con elegancia y hondo sentimiento.

Los aires de libertad en los países antes nombrados son auscultados con pulso por el escritor que muestra las «amistades peligrosas» que mantuvieron sin recato alguno, y con regalos y vacaciones pagadas, con los Ben Alí, Mubarak, los monarcas alauitas o Gadhafi, entre otros, dirigentes occidentales de distinto pelaje: así, Mittrerand, Chirac, Sarkozy, Berlusconi o el pobrecillo Dominique Strauss-Kahn que no ahorraron elogios para luego cambiar de tono al ver la que se iba montando por allá abajo. Los derechos humanos pisoteados no eran tenidos en cuenta, ya que las víctimas eran supuestos aprendices de terroristas y, con tales coartadas de supuesto laicismo en algunos casos, o de servir de muralla contra los radicales en otros, se les dejó hacer a su antojo y convertir los países nombrados en cotos propios de los dictadores engordados por la vista gorda y los dineros del otro lado del Mediterráneo.

Libro de indudable interés por la temática abordada y por su prosa cuidada; tiene dos peros: por una parte, que ni se nombre el caso sirio, y, por otra, los bombardeos europeos sobre Libia parecen responder a una necesidad casi natural, postura contradictoria con las críticas a la hipocresía occidental, que no se ahorran a lo largo del libro y que, en este caso, sin embargo, parecen ausentarse.

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