Polonia tomó ayer las riendas de la Unión Europea para seis meses que prometen ser intensos y movidos a causa de la crisis interminable de la deuda que amenaza la zona euro, y con ella todo el proyecto de integración europea.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, señala a la crisis financiera y a los eventos en el mundo árabe como los dos grandes desafíos de la presidencia polaca, que comenzó ayer con el gran objetivo de «recuperar la confianza de Europa», pese al «momento difícil».

Para el primer ministro de Polonia, que no forma parte de la zona euro, es importamte lograr el compromiso en cuestiones como el presupusto o el apoyo a Grecia, aunque sin excluir a nadie. Otro de sus objetivos es impulsar la ampliación al este.