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Munilla provoca a los curas enviando seminaristas a Iruñea

La calma no regresa a la Iglesia guipuzcoana, donde el sector mayoritario observa con una mezcla de enfado e incredulidad la actitud provocadora del obispo. Mientras continúan los movimientos para arropar al teólogo y ex vicario José Antonio Pagola, a quien la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe no ha otorgado la licencia para publicar un segundo libro, José Ignacio Munilla ha impuesto al Consejo Presbiterial el traslado de tres seminaristas a Iruñea.

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Agustín GOIKOETXEA |

Se aventuran semanas convulsas en el seno de la Iglesia de Gipuzkoa, alimentadas por la actitud provocadora del obispo. Aunque José Ignacio Munilla se prodiga en el uso del término «comunión», su decisión de imponer al Consejo Presbiterial el traslado de tres seminaristas a Iruñea no ha hecho sino enfadar aún más a la mayoría de los sacerdotes y por extensión a quienes participan en la activa comunidad diocesana.

El prelado conservador convocó recientemente, «sin orden previo», a ese Consejo para informarles de que los tres seminaristas que llevan dos años formándose en Gasteiz y otros tres que entrarán el próximo año acudirán a la capital navarra. Los primeros lo harán en setiembre, con el inicio del curso. Existen rumores fundados en la diócesis de que dos seminaristas de Palencia vendrán a Donostia atraídos por Munilla.

El Seminario de Iruñea, definido por Munilla como «metropolitano», es uno de los feudos del integrismo católico español en Hego Euskal Herria, donde se preparan futuros religiosos vinculados a los sectores más reaccionarios de la Iglesia, como los neocatecumenales o kikos.

Hasta hora los seminaristas guipuzcoanos iban a cursar sus estudios a Gasteiz, después de que el anterior prelado -Juan María Uriarte-, tras debate previo y votación en el Consejo del Presbiterio, lo aprobase. Ahora, su sucesor afirma que las relaciones con las facultades de Teología de Deusto y Gasteiz son «conflictivas».

Este análisis no es compartido por los detractores de la línea pastoral de Munilla, que inciden en las «excelentes relaciones» entre los directores del Instituto de Ciencias Religiosas de Donostia, Xabier Andonegi, y el del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP), Javier Oñate. Además, destacan que existe una «asidua» y «fluida» colaboración de profesores de Gasteiz con Deusto.

Entre los argumentos esgrimidos por el obispo está también que la sociedad y la Iglesia de Gipuzkoa están muy secularizadas. Además, acusó a los propios sacerdotes de estar secularizados, de que, según desvelaron participantes en la reunión, «en general no oran, no acuden a retiros ni a ejercicios espirituales y no se confiesan.

José Ignacio Munilla estima que es «necesario que los futuros curas guipuzcoanos estén en Iruñea con los 15 seminaristas diocesanos, los seis neocatecumenales e idéntico número que pertenecen a los `adoradores eucarísticos del Padre celestial', a los que el prelado sumó otros componentes de una organización francesa».

Consejo bronco

La sesión del Consejo Presbiterial fue, a juicio de algunos de los presentes, «brusca» y «dura», en la que el obispo se dedicó a descalificar y atacar a sus críticos, la mayoría. Así, todos los consejeros que intervinieron se posicionaron en contra de la decisión, a excepción de uno -designado directamente por Munilla- que, así y todo, «descalificó aquel modo y maneras de gobierno. Visto lo visto, no faltó quien se preguntó qué sentido tenía su presencia en dicha institución».

Tal fue el cariz que fue tomando la reunión, que el prelado no quiso que se sometiera a votación la decisión comunicada y se reafirmó, a pesar de la postura mayoritaria del Consejo, en su posición, que ya ha comunicado a los tres seminaristas que hay en la diócesis.

Por ello, los representantes de los presbíteros guipuzcoanos solicitaron que se les dé lo explicado por José Ignacio Munilla, quien respondió que lo hará en los próximos días una vez regrese de un viaje a Jesuralén con curas jóvenes. Lo curioso es que ni entre los sacerdotes más jóvenes tiene el obispo predicamento, ya que algunos de los curas a los que se les había ofrecido la posibilidad de viajar a esa ciudad santa para los católicos, invitándoles a gastos pagados, lo han rechazado. Desde la comunidad diocesana se advierte que Munilla no ha ocultado su enfado por el rechazo.

El llamamiento a la Jornada Mundial de la Juventud no cuaja

La insistente llamada del obispo de Donostia para que la comunidad diocesana guipuzcoana colabore en la organización de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se desarrollará del 16 al 21 de agosto en Madrid, no está obteniendo los resultados deseados por José Ignacio Munilla. Fuentes de la Iglesia vasca confirman que parroquias y centros educativos religiosos no se están sumando y que son una minoría los que siguen los dictados del prelado conservador.

Uno de los retos era dar cobijo a miles de peregrinos que pernoctarán en Gipuzkoa camino de Madrid, por lo que el prelado donostiarra, que ostenta la responsabilidad de Pastoral Juvenil en la Conferencia Episcopal Española (CEE), había hecho un llamamiento expreso a todos los integrantes de la diócesis a que trabajarán en esa línea. Munilla, buen conocedor de la importacia de los medios de comunicación y colaborador de algunos de los más ultras que existen en el Estado español, ha venido lanzando en los últimos meses mensajes, que no han obtenido los frutos ansiados.

La llegada del icono de la JMJ de Madrid, una cruz, fue un fracaso y, a pesar de los continuos encuentros con jóvenes católicos, el obispo no está logrando los frutos deseados. La comunidad diocesana y la propia sociedad guipuzcoana miran con lejanía la cita de Madrid, en la que el mayor atractivo es la presencia del Papa Benedicto XVI. El cardenal Antonio María Rouco Varela tiene muchas esperanzas depositadas en la JMJ 2011 y Munilla, para contentarle, trata de colaborar, aunque sea con una pequeña cuadrilla. A.G.

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