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EH Jaietan | Iruñeko Sanferminak

Adiós al fin de semana y cabreo por Germán

Iruñea aguanta bien el aluvión de gente que toma la ciudad en el fin de semana, independientemente de lo borrachos que se pongan. Es un milagro. Aunque algunos se quedarán, la muchedumbre empezó a marcharse ayer, dejando los céspedes como lodazales. Pero eso da igual, lo que de verdad ha dolido es la decisión del Ayuntamiento de retirar las flores a Germán Rodríguez, que murió en los sanfermines del 78.

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Aritz INTXUSTA |

El fin de semana fue lo que tenía que ser. Siempre se hace el comentario de que cada vez hay menos gente, incluso antes de que la crisis nos estallara en la cara (y en la casa). La noche del sábado al domingo, la muchedumbre estaba. Cruzar Jarauta tenía tela a eso de las cuatro o las cinco de la madrugada. Ayer, la ciudad despertó en un vermú multitudinario, sobre todo por Estafeta y San Nicolás. Pero, poco a poco, van desapareciendo. Sobre todo los guiris y los vascos que no viven en Iruñea que no se resisten a venir a pasar un día de los sanfermines, pero que el lunes tienen que volver a trabajar. Otros simplemente no pueden aguantar el ritmo sanferminero, que exige mucho al cuerpo y más, al bolsillo.

A partir de hoy lunes, la ciudad se queda más para los de casa. Irá vaciándose, pero también llegaran nuevos especímenes humanos, más frescos, para que se mantenga el nonstop de juerga, que para eso esta ciudad pugna por albergar el mayor parrandón del mundo. Sin embargo, no todo es positivo en este balance del Ecuador sanferminero. El Ayuntamiento ha vuelto a herir los sentimientos de gran parte de sus ciudadanos, retirando las flores que se colocaron en la Estela de Germán Rodríguez, que murió bajo las balas de los policías, después de que irrumpieran a tiros en la plaza de toros, durante las fiestas de la capital navarra de 1978. Desde el colectivo Sanfermines 78-Gogoan se reclama que se ofrezca una explicación pública de por qué se retiraron esas flores. Están indignados y con razón. «No son las flores lo que afea nuestra ciudad, sino la vileza de las personas que gan decidido retirarlas», dice.

Quizá algún día no haga falta reivindicar las fiestas populares, ni tampoco que sean los ciudadanos los únicos que recuerdan los sanfermines del 78. Puede que algún día sean las autoridades las que se esfuercen en conseguir todas estas cosas. Hasta entonces, en el corazón de las fiestas de Iruñea correrse una juerga en libertad será casi un acto político.

Aún queda fiesta. Hoy volverán a salir desde por la mañana los gigantes y los cabezudos, las txarangas, se correrá de nuevo el encierro y se merendará, por la tarde, en las calles y en la plaza de toros. Hay días y noches como para aburrirse. Iruñea no va a echarse a dormir hasta que el día 15 se corra delante de Induráin en el encierro de la villavesa, otro de los momentos de fiesta popular que el Ayuntamiento pretende exterminar, pero que no podrá.

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