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Ainhara Plazaola | Departamento de Medio Ambiente de ELA

El nuevo negocio de la industria cementera

El petróleo está llegando a su fin y cada vez es más caro. Esta es otra de las razones por la que los residuos se están convirtiendo en el nuevo combustible

Es conocido que la crisis económica ha afectado seriamente a la construcción y, en consecuencia, a la industria cementera. Esta bajada de ingresos la deben compensar de alguna manera y está siendo habitual optar por la incineración de residuos (no solo residuos sólidos urbanos, sino también piezas de vehículos, neumáticos, escombros de la construcción, aparatos eléctricos y electrónicos, pilas, baterías,...). Como se ve, la lista cada vez es más amplia. Muchos de estos materiales se pueden reciclar, pero la «valorización energética» es más rentable que el reciclaje.

Las cementeras obtienen grandes beneficios si utilizan sus hornos para incinerar residuos. Primero cobran por tonelada que queman. También ahorran en el combustible habitual, ya que necesitan menos combustible. Al igual que en las incineradoras, la quema de residuos en estas instalaciones se considera valorización energética y la energía generada se considera renovable, por lo que reciben subvención por ello. Además, tienen preferencia a la hora de vender la energía producida.

Según la industria cementera, lo hacen por el medioambiente, para utilizar menos recursos naturales, reducir CO2 y no llenar los vertederos. La verdadera razón está en la reducción de gastos y aumento de ingresos, por lo que aumentan sus beneficios. Pero aún hay más; también reciben subvención por, supuestamente, reducir las emisiones de CO2 (al generar energía considerada legalmente como renovable se les cuantifica menos emisiones).

La crisis energética y el consumo desmesurado de energía han llevado a la industria a tener que buscar otras fuentes de energía. El petróleo está llegando a su fin y cada vez es más caro. Esta es otra de las razones por la que los residuos se están convirtiendo en el nuevo combustible. Por eso las empresas energéticas que hasta ahora basaban su negocio en el petróleo se están pasando a las renovables e impulsan la energía nuclear. Los residuos son el nuevo oro negro «renovable». Por eso, quieren introducir las cementeras en el sector energético. En realidad sus dueñas son grandes grupos de empresas que ya son parte del sector energético y las mismas personas gestionan las constructoras, incineradoras, cementeras...

Un último apunte para entender el entramado incineradora-cementera-grandes corporaciones-administración. Los resi- duos se deben tratar antes de usarlos como combustible. Ese tratamiento se hace principalmente en las incineradoras; se clasifican los materiales según su potencial para generar energía y este combustible llamado CSR (combustible sólido recuperado) se vende a las cementeras o se utiliza en la misma incineradora. De ahí la estrecha relación entre las incineradoras, las cementeras y los intereses de las grandes corporaciones que son sus dueñas. Y ¿dónde entra la administración en este entramado de intereses económicos?... pues diseñando políticas de gestión de residuos.

Aunque las directivas europeas de residuos, en su jerarquía, anteponen la prevención y el reciclaje por encima de la incineración, la mayoría de los planes de gestión de residuos proponen objetivos de reciclaje poco ambiciosos y priorizan la incineración. No les conviene reducir demasiado los residuos porque así no tendrían qué quemar y se les acabaría el negocio. La rentabilidad de las incineradoras está en la quema de residuos.

Que no nos cuenten historias de que lo hacen por el medioambiente y el empleo; lo hacen para perpetuar su poder y su negocio. Y el gobierno les está dando todo lo que piden, anteponiendo el interés de la empresa y dando la espalda a la gente y los trabajadores y trabajadoras que sufrirán las consecuencias en la salud y en el medioambiente. ¡No habrá ninguna mejora en lo laboral, ya que reducirán gastos y no crearán empleo!

En Hego Euskal Herria existen 4 grandes cementeras. Las de Arrigorriaga y Añorga pertenecen a Cementos Rezola del Grupo Italcementi. En las dos se valorizan residuos. Portland Valderrivas tiene otras dos plantas, una en Lemoa en la que se valorizan residuos y la otra en Olazti, en la que todavía no han conseguido hacerlo. Pero el Gobierno de Navarra acaba de concederle la licencia para quemar biomasa a la planta navarra. En ninguna de las plantas en que ya se valorizan los residuos ha habido una mejora laboral o medioambiental. Tampoco sucederá en Olazti.

ELA denuncia que por encima de los puestos de trabajo que dicen defender con la valorización, la verdadera razón está en hacer negocio cueste lo que cueste, sea el medioambiente o la salud de los trabajadores. Ello obliga a que este proyecto se paralice. Por todas estas razones, ELA defiende la recogida selectiva de residuos puerta a puerta. Si se recoge todo mezclado las posibilidades de reciclaje son mínimas, pero si se recoge correctamente separado se puede aumentar la tasa de reciclaje considerablemente y no habría excusa para construir incineradoras, ni para llevar residuos a las cementeras.

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