La Grecia de 2004, aquella selección que salió campeona de Europa gracias a un aprovechamiento extraordinario de sus escasas virtudes, ya tiene un sucesor: Paraguay. La selección guaraní se convirtió la pasada madrugada en el segundo finalista de la Copa América sin haber conseguido ganar ninguno de los partidos disputados, tras imponerse en los penaltis a Venezuela en semifinales.

Paraguay avanzó de la manera más humilde posible, haciendo de cada partido una trinchera, mendigando cada punto. Empató sus tres encuentros del Grupo B, 0-0 con Ecuador, 2-2 con Brasil y 3-3 con Venezuela, clasificándose a cuartos como segundo mejor tercero. En cuartos de final y semifinales, consiguió el pase de la misma manera, angustiosos empates a cero ante Brasil y Venezuela y victoria en los penaltis.