Manila desafía a Beijing en víspera de un acuerdo sobre disputas territoriales
Sólo un día después de que Filipinas desafiara a Beijing plantando su bandera en las islas Spratly, cuya soberanía reclaman ambos, el gigante asiático y las naciones del Sudeste Asiático firmaron un esquema de actuación en las disputas territoriales en el Mar del Sur de China para rebajar la tensión en la zona. La riqueza que se cree yace en su subsuelo y su valor geoestratégico han convertido este archipiélago en objeto de deseo.
GARA |
Los países del Sudeste Asiático no están dispuestos a dejarse amedrentar por el creciente peso económico y militar de China y sí a defender la soberanía de los que consideran sus territorios en el Mar del Sur de China, en un momento de elevada tensión con el gigante asiático por las disputas territoriales en esas aguas después de que Vietnam y Filipinas acusasen a Beijing de incursiones ilícitas y de alentar hostilidades contra sus barcos.
Esta tensión se pretendía rebajar con la firma ayer por parte de China y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), en la isla de Bali, de un pacto de actuación en las disputas territoriales en la zona, acordado la víspera.
Hace un mes, el Ejército de Vietnam llevó a cabo maniobras navales con fuego real para dejar clara su «indiscutible soberanía» sobre las islas Paracel y Spratly, situadas a varios cientos de kilómetros de su costa, tras varios días de acusaciones mutuas.
Además, el miércoles un grupo de congresistas filipinos izó una bandera de su país en una de las islas del archipiélago Spratly para reclamar su soberanía, a pesar de las advertencias de Beijing de que esa visita desestabilizaría el frágil equilibrio de la zona.
La iniciativa filipina se produjo horas antes del acuerdo alcanzado por China y la ASEAN.
La Embajada china en Manila respondió inmediatamente a la iniciativa de los parlamentarios y en un comunicado consideró que «su único objetivo es socavar la paz y la estabilidad en la región y sabotear la relación bilateral entre China y Filipinas».
Beijing acusó a Filipinas de violar su soberanía territorial, al considerar que China «tiene una soberanía indiscutible sobre las islas del Mar del Sur de China y las aguas que las rodean».
Riqueza y valor geostratégico
Brunei, China, Filipinas, Malasia, Taiwán y Vietnam se disputan total o parcialmente ese grupo de islas repartidas en 410.000 kilómetros cuadrados de superficie marina al que nadie prestaba atención hasta que, en los 80, se descubrieron grandes reservas de petróleo y gas en su fondo marino, aunque debido al conflicto aún no es explotada. Desde entonces, varios países, sobre todo China, Filipinas y Vietnam, mantienen presencia regular en algunos de sus islotes.
Además de albergar islas ricas en recursos, el Mar del Sur de China, que abarca un área de 3,3 millones de kilómetros cuadrados y es una de las rutas marítimas de mayor tráfico porque conecta Asia Oriental con el Océano Índico. Buena parte del transporte naviero mundial, incluidos los petroleros que transportan hidrocarburos desde Oriente Medio a Japón y a la costa oeste de EEUU, pasa por allí.
EEUU cuenta con Filipinas como principal aliado para controlar a China, que no quiere la intervención de EEUU en la zona.
El pasado día 8, China y Filipinas acordaron «salvaguardar la paz y la estabilidad», después de semanas de acusaciones cruzadas a causa de las Spratly, pero la tensión ha seguido creciendo y, por eso, esta cuestión ha sido uno de los puntos principales de la agenda de la reunión entre China y la ASEAN (Myanmar, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam).
La aprobación ayer de unas pautas de actuación para reducir la tensión y evitar la violencia en la zona ha necesitado alrededor de diez años debido a «una falta de confianza mutua». Antes de noviembre, China acogerá un encuentro del grupo de trabajo para implantar esas pautas.
El acuerdo establece los mecanismos para implementar la Declaración de Conducta, un documento marco de referencia en las reclamaciones de soberanía en el Mar del Sur de China elaborado en los años 90 con el objetivo de contener a los reclamantes más ambiciosos, China y Vietnam, y refrendado en 2002.
Objeto de disputa territorial entre China, Filipinas, Vietnam, Malasia, Taiwán y Brunei, las islas Spratly, en el Mar de China Meridional, son un archipiélago con aguas de color turquesa, castigado por el sol, donde pequeños destacamentos militares de los países que reclaman en su totalidad o en parte estas tierras -salvo Brunei- y varios puñados de personas procedentes de esos países luchan contra el aburrimiento y la soledad.
En el corazón de este archipiélago de más 700 islas, islotes y bancos de arena, Thitu, la isla más grande con 37 hectáreas de arena, situada a 480 kilómetros de Puerto Princesa, la principal localidad de la isla de Palawan, en el oeste de Filipinas. El territorio chino más cercano, a 900 kilómetros, es la isla de Hainan, en el sur, mientras que la distancia que separa las islas Spratly de Vietnam es de 600 kilómetros.
Thitu, conocida como Pagasa por Manila, es la más grande de las islas ocupadas por Filipinas, habitada por sesenta civiles y un centenar de soldados. Es parte de una entidad administrativa constituida por Manila en 1978 para asentar sus reivindicaciones sobre el archipiélago. Con dos bancos de arena y dos arrecifes.
Además de soldados, algunos pescadores y obreros, los habitantes son empleados gubernamentales acompañados por sus familias, que son relevados cada tres meses. Se sienten atraídos por los empleos públicos que se acompañan de alojamiento y alimentos básicos (arroz, aceite y conservas) gratuitos, aunque carecen de médico y escuelas.
Sin red telefónica y con una débil señal de televisión, el archipiélago vive alejado de las actuales tensiones diplomáticas. GARA
Los ministros de Exteriores de la ASEAN solicitaron la reanudación de las conversaciones a seis bandas con el fin de convencer a Corea del Norte de que retome el proceso de desnuclarización a cambio de ayudas.