El nuevo Gobierno egipcio presentó una quincena de nuevos ministros aunque el primer ministro, Essam Sharaf, mantuvo a una docena de miembros de su anterior Ejecutivo. El juramento se llevó a cabo ante el mariscal Hussein Tantaui, jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, instancia que dirige el país desde la caída de Hosni Mubarak en febrero.

Poco después de la investidura, Sharaf dijo que siente que es su deber continuar en el puesto para cumplir con las demandas de la revolución del 25 de enero. Aseguró que «ya no hay presos políticos» y que se acelerarán los juicios contra quienes mataron a manifestantes.

La formación del nuevo Gobierno se ha retrasado por negociaciones de última hora y por problemas de salud de Charaf. La reorganización se lleva a cabo bajo la presión de los manifestantes que acampan en la plaza de Tahrir para reclamar más reformas y más rápidas, así como el cese de cargos próximos al régimen de Mubarak.

Cambios y continuidades

Las críticas también se dirigen a la lentitud de la Justicia y de los procesos a los responsables del antiguo régimen. Tampoco se libra el Ejército, acusado de perpetuar los métodos represivos.

El ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed el-Orabi, considerado próximo al régimen de Mubarak, ha sido sustituido por el diplomático Mohamed Kamel Amr. El ministro de Finanzas, Samir Radwane, cuyo proyecto presupuestario fue rechazado por el Ejército, cede su puesto al economista Hazem Beblawi.

El puesto de secretario de Estado de Antigüedades se ha suprimido, tras descartar sustituir al arqueólogo Zahi Hawass -tránsfuga de la era Mubarak-, y que afirmó que «me voy porque este Gobierno es un bazar. No quiero formar parte». Pero aún se mantienen dos ministros cuya destitución reclaman los jóvenes de Tharir: el de Justicia, Abdel-Aziz al-Guindi, y el de Interior, Mansur Issaui. Además, siguen otros dos ministros de Mubarak: Fayza Aboul Naga (Cooperación Internacional) y Hassan Yunis (Energía).

Los manifestantes critican que «han quitado a algunos ministros corruptos para designar a otros similares» y han convocado hoy una concentración en Tahrir bajo el lema «el viernes decisivo». Por su parte, los islamistas han llamado a manifestarse «por la estabilidad».