Pierre Rolland logró en Alpe d'Huez su primer triunfo importante -antes apenas había ganado una etapa en la Tropical de Amissa Bongo y otra del Tour de Limousin- y ayer ya le preguntaban los periodistas franceses si pensaba en ganar un Tour.

Respondió que «he progresado. En mi primer Tour hice el 20. Este es mi tercero y he aprendido de los errores del segundo. Jamás he dicho que voy a ser el nuevo Hinault. Ustedes lo han dicho. Tengo 25 años y se me presenta un buen futuro por delante. Lo único que quiero es que dentro de diez años no me tenga que arrepentir de no haber hecho todo lo que podía».

Los periodistas franceses están crecidos. Ni recuerdan desde cuando llegaban al final del Tour con cinco corredores entre los quince primeros -Voeckler (4º), Rolland (10º), Peraud (11º), Coppel (14º) y Jeannesson (15º)- y tres de ellos menores de 25 años. Han recuperado la ilusión y tras el triunfo de Rolland en Alpe d'Huez le comparaban con Bernard Hinault, ganador en 1986. Es la única victoria que han celebrado en Alpe d'Huez y el de Europcar tendrá que asumir la presión de una prensa que crea promesas con la misma facilidad que las destruye.

Rolland, que cumplirá en octubre 25 años, fue 14º en el campeonato mundial junior de 2004 y fichado por el ahora director del Saur Sojasun, Stephane Heulot, que lo llevó a Bretaña para correr dos años amateur. Destacó y con 19 años a finales de 2006 pasó a profesionales con Credit Agricole. En 2008 brilló en París Niza y Dauphiné, donde ganaba el maillot de la montaña, y logró una plaza en la selección francesa para los Juegos de Pekín. Y en 2009 acabó vigésimo el Tour en su primer año con Bernaudeau, a quien ha sido fiel a pesar de la incertidumbre del pasado año.

El grito de Voeckler

Pierre Rolland se mostraba agradecido a su líder Voeckler, con el que se quedó cuando se descolgó en el Galibier: «Yo sólo pensaba en ayudarle, pero me ha gritado que me fuera adelante a jugar mi carta, a buscar el maillot blanco. Ha demostrado que es un gran campeón. Otro líder hubiera querido que me quedara con él aunque fuera a perder diez minutos», manifestó.

Explicaba que a partir de ese momento se limitó a seguir a Evans «en una zona que conozco a la perfección, porque hice una concentración para preparar el Tour del año pasado y subí Alpe d'Huez no menos de veinte veces. Empecé la subida con treinta segundos. Cuando me atrapó Contador intenté seguirle, pero no pude y me dijeron que venía Samuel por detrás. Le he aguantado sin trabajar porque sabía que tenía intereses en la general y en la montaña y yo quería buscar la etapa. Sabía que si llegaba a la curva 1 con ellos podía meter el plato y atacar y es lo que hice».

Cuando le recordaban que Hinault ganó allí respondió que «yo nací meses después» y atribuía gran mérito de su éxito a su entrenador y a Jean René Bernaudeau, al que llegó a esperar hasta el mes de octubre pese a que tenía ofertas para ganar mucho más dinero del que recibe en Europcar.

«He trabajado mucho para llegar hasta aquí y tengo la suerte de que Jean René me dijo que me concentrara sólo en el Tour, que el resto era secundario, que era un corredor de Tour. Además he hecho grandes entrenamientos y mi preparador me ha puesto muchos videos de la forma de correr de grandes campeones. Me dijo que estaría bien en las dos últimas semanas. Le tomaba por loco por lo que me ha mandado hacer, pero estoy contento de este trabajo».